lunes, 31 de julio de 2017

Salome y Jesus 5

Salomé fue a ver a los heridos
—Busca las muletas, él puede caminar —dijo Salomé a Cipriano.
—Él se llama Evaristo —dijo Cipriano.
—Gracias por corregirme —respondió Salome.
—Vamos a sentarlo para que después de unos pasitos. Ya les traigo sus almuerzos —dijo Salomé.
Caminó hacia la cocina.
—Ya te iba a buscar, en la puerta está un señor que te busca, no lo mandé a pasar —dijo Amparo apenas vio a Salomé entrar a la cocina, Salomé la dejó hablando sola y corrió a la puerta, se acercó al señor, lo abrazó.
—Vamos a la cocina para que tome café y almuerce —dijo Salomé.
Caminaron hacia la cocina y le dijo que se sentara, le sirvió café, se sentó frente de él.
—Cómo pudo llegar hasta aquí como está la situación —preguntó Salomé.
—Cuándo uno se decide a hacer algo no hay quien lo pare, voy a llegar al fondo, no les voy dejar hueso sano, pero los quiero que se sientan seguros, aunque sé que sienten la espada de Damocles que pende de sus cabezas —dijo el hombre.
Salomé le tendió la mano.
—Cuenta conmigo —dijo Salomé, se dieron las manos.
—Ahora a comer —dijo Salome.
Ayudó a Amparo a servir y llevar la comida a los heridos y se sentó a comer con su amigo, al terminar de comer Salomé lo acompañó hasta la puerta, luego caminó por los corredores hasta la habitación donde estaban los heridos, ya habían almorzado.—¿Ustedes de dónde vienen? —preguntó Salomé a los hombres.
—Yo vivo cerca de la estación —respondió Evaristo.
—Escribe para avisar que estás aquí —dijo Salomé, abrió una gaveta de la peinadora, sacó papel y una pluma que le entregó en las manos, acercó una mesa para que escribiera, lo dejó y le habló al otro, él le dijo que no sabía leer.
—Desde hoy vas a aprender, ya te voy a mandar una maestra, dile a ella que quieres decirle a tu madre, sus cartas yo se las voy a llevar a sus familias y les voy a decir que vengan a verlos, tienen tiempo sin verlos, ni sabían donde están —dijo Salomé.
Ella salió de la habitación y buscó a Amparo.
—Ve y ayuda a los muchachos. —Ella enseguida obedeció, caminó y se perdió en los corredores.
Salomé regresó vestida de hombre gordo, los muchachos se sorprendieron al verla, ella se rio al verlos.
—No lo pares con las muletas, agárralo y que camine porque si sigue sin caminar se le va secar la pierna —dijo Salomé a Cipriano.
Cipriano la vio sorprendido.
—Si tú lo dices, ¡vamos Evaristo! —Cipriano se acercó a Evaristo y lo ayudó a levantarse.
—Denme sus cartas que ya les traigo repuestas —dijo Salomé.
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sábado, 29 de julio de 2017

Salomey Jesus 4

—Me voy a dormir, dejo en la cama conmigo a mi bebé, si nos toca morir qué vamos hacer y anda a dormir que tienes que madrugar con las medicinas y Cipriano va a traer dos heridos —dijo Salomé.
Se fueron a dormir, a las cuatro se levantaron, Salomé hizo café, salieron Rocío y Cipriano, ella a caballo, él en la carreta.
Amparo llegó a la cocina.
—Buen dia Salomé —dijo Amparo.
—Buen dia —respondió Salomé.
—Anoche después del temblor me dormí, no me levanté, a lo mejor me levanto me muero, para que tanto miedo —dijo Amparo.
—Así es —respondió Salomé.
—¿Oye unos gritos? —dijo Salomé.
—¡Dios mío, más gritos! —dijo Amparo.
—Tengo que salir, me cuides mi bebé, no dejes que lo vean, tú sabes quienes,
es tiempo que todo se descubra, van a caer carretas, viendo tan de cerca la guerra pienso no venimos del mismo planeta yo no atrevo a matar y más por defender a un coño de madre que ni conozco —dijo Salomé.
—Salomé, ¿estás rezando? —dijo Amparo.
—Esa es la verdad, yo mataría por defender algo mío, bueno Amparo, ya hablamos tanto por el poco tiempo que nos conocemos, ja ja, ja. —Ambas rieron.Salomé caminó a su habitación, se bañó, se vistió y salio a la cocina.
—Amparo, vete a tu habitación con mi bebe, cierra la puerta con llave —dijo Salomé.
Salió, caminó, las calles estaban solitarias, lentamente caminó hacia la plaza, pensó: "qué desgracia cómo está todo" vio que la oficina estaba abierta, vio que el señor con el iba a hablar estaba en la panadería, cruzó la calle, ella vio que estaba entrando a la panadería un señor, Salomé va entrando y oye que el señor preguntó:
—Quienes de los que están aquí conocen a Samuel Miller? Es que me dijeron que regresó. —Un señor que estaba sentado en la puerta le respondió:
—Ese señor era un hacendado que una mujer celosa le quitó todo por venganza, porque no la quiso, me alegra que regresara.
Salomé se acercó a oficina con el señor.
—¿Tiene mi encargo? —preguntó Salomé.
—No, para mañana sí te lo tengo —respondió el señor.
—Espero no tomar otras medidas —dijo Salomé. se volteó y caminó hacia la hacienda.Salomé llegó se dirigió hacia la habitación de Amparo, tocó a la puerta y Amparo abrió y le dio el niño a Salomé.
—Vamos a ver si llego Cipriano —dijo Salomé.
Ya habían llegado con los heridos, se dirigieron a la habitación donde los tenían, llegamos y vieron que ya Rocío había lavado sus heridas y Cipriano les dio desayuno.
Caminaron hacia la cocina, Salomé colocó al el niño en el coche.
—Vamos a hacer un suculento almuerzo —dijo Salomé. Nicolás entró en la cocina, Salomé le sirvió café.
—Estuviste magistral —dijo Salomé.
—Gracias, gracias, gracias. Ah el disfraz estuvo genial —respondió Nicolás.

viernes, 28 de julio de 2017

Salome y Jesus 4

Entró en la cocina Eleonora, vio a Salome y la miró con desprecio.
—Prefiero a un asesino antes que un egoísta, el asesino te mata de un solo coñazo, el egoísta te va matando con cuchillo de palo —dijo Salomé.
Elenora tosió, se sirvió agua y salió de la cocina.
—Los muertos a veces buscan justicia —dijo Salomé.
Amparo se quedó viendo a Salome.
—No te sorprendas, que todos tenemos rabo de paja,hasta mañana —dijo Salomé, cargó al niño que estaba en el coche y caminó hacia su habitación, colocó al niño en la cuna, lo arropó, le dio un beso, se fue a bañar y cuando salió se acostó desnuda porque hacia mucho, calor los caballos relinchaban, los perros ladraban, los sapos les ofrecían sus sinfonías, a los lejos se oían truenos, que fueron acercándose con la lluvia, Salomé se colocó una bata y salió de la habitación, vio como caen las gotas de lluvia en el jardín y en el corredor, pensó: "caen como huevos fritos" sonaban plaz, plaz.
Amparo apareció con una lampara en mano.
—Rocío miraba como caen, parece el fin del mundo —dijo Ampara a Rocío que venía llegando.
—No me voy acostar, me da miedo —dijo Rocío.
—No tengas miedo, no podemos detener lo que va pasar, voy a buscar a mi niño, vamos a hacer café —dijo Salomé.
Se dirigió a la habitación, sacó al niño de la cuna, lo abrigo bien.
—Yo lo llevo —dijo Amparo y siguieron hacia la cocina por habitaciones para no pasar por los corredores, llegaron a la cocina, Amparo colocó al niño en el coche y montó el café
—Nicolás trajo una buena leña —dijo Rocío.
Nicolás y Cipriano llegaron a la cocina.
—¿Qué hacen aquí? Pensé que dormían —dijo Nicolás.
—No puedo dormir, me da miedo esa lluvia tan fuerte —dijo Rocío.
—Si estuvieras cerca del mar más miedo tendrías —dijo Salomé.
En ese momento un trueno que estremeció la hacienda.
—¡Coño que trueno! —dijo Salomé.
En eso empezó a temblar, se quedaron paralizados, Salomé agarró el coche. —Vamos a salir, ya se calmo puede venir una replica —dijo Nicolás.
Salomé cargó al niño y salieron al patio.
—Este temblor se sintió en todo el país —dijo Salomé.
—Estoy pendiente de Jesús, dónde estará —dijo Rocío.
—Tranquila Rocío, él está bien, él vino con esa misión en la vida pronto sabremos de él, sí él me olvidó, de su hermana no se va olvidar, estoy segura que vuelve por ella, por mí cuando lo vea lo creo, uno no tiene nada seguro en esta vida, solo la muerte —dijo Salomé.

jueves, 27 de julio de 2017

Salome y Jesus 3

3
Pasaron los días, no salieron, no había comida, no tenían noticias del mundo, una noche Salomé se despertó, pensó, "estoy en una selva" se vistió y salió de la habitación y vio a Rocío con una vela en la mano.
—¿Qué pasa? —preguntó Salomé.
—Es que Nicolás oyó ruidos de pisadas —respondió Rocío.
—Estaba soñando con muchos animales cuando oí me sorprendí —dijo Salomé, se rieron y siguieron a sus habitaciones, amaneció lloviendo, Salomé se levantó, se colocó una bata, caminó a la cocina, en ella estaba Nicolás y le dijo:
—Pensé que había un tigre por aquí.
—Así espantó a los que se acercan —respondió Nicolás.
El viento doblaba los arboles, los caballos relinchaban, los perros ladraban, parecía el fin del mundo.
Los meses pasaron, un dia llegó Cipriano del mercado.
—Me dijeron que mataron a Jesús —dijo Cipriano.
Petra se puso a llorar Salomé se quedó en silencio.
—¡No puedes ser! —dijo Rocío.
—¿Dónde lo mataron? —preguntó Amparo.
—En la plaza del pueblo, donde empezó su lucha, qué buen muchacho —respondió Cipriano.
—Siento en mi corazón que no está muerto —dijo Salomé.
Todos siguieron con sus quehaceres en silencio.
Otro mes más y al fin pudieron regresar al país los padres de salomé, cuando apenas la vio la madre le dijo:
—¡¿Estás embarazada?! —Ella no le respondió.
Salome le cambio la conversación.—¿Cómo les fue en el viaje? —preguntó Salomé.
— Mal, queríamos llegar rápido, el tren no llegaba hasta este pueblo —respondió la madre. El padre se retiró un momento.
—Tu padre no se dio cuenta —dijo la madre.
—Por favor después hablamos de eso —dijo Salomé.
Pensó en Alfredo, que hoy se va a seguir en la lucha, todos estaban tristes porque se va, que sabiduría la de esta gente humilde que lo sacaron adelante.
Una tarde oyeron un tropel de caballos, se reunieron en la entrada porque no se podían esconder era mejor hacerles frente, cuando se acercaron al frente de ellos estaba Jesús que pasó porque andaban reclutando, todos lloraron de alegría solo se bajó del caballo para besar a Salomé y siguió su camino
Guerra que sabemos cuándo comienza, pero nunca sabemos cuándo termina, hambre miseria y muertes es lo único que trae, oyeron gritos a lo lejos, pobres gente que estaban cerca, será este mundo el infierno de otro.
El invierno llegó arrasando con todo, más tragedias.
Una tarde estaba sentada Salomé en una hamaca, se quedó dormida, se despertó alterada llamando a Petra.
—¡Corran al rio! —corrieron a la caballeriza, se montaron en los caballos, las calles anegadas, los árboles caídos, corren porque ven una gente reunida, Petra ve a Cipriano agarrado de unas ramas y se tiró al rio. Salomé pensó, “ya Cipriano está a salvo” y siguió donde estaba la gente, Salomé se bajó del caballo, vio a Nicolás corrió hacia él y lo abrazó, Salomé pensó: “Petra es una experta nadadora se acercó al señor que salvó a Nicolás y abrazó, llegaron Cipriano y Petra
—Ay, me olvide que estoy embarazada. —Se despidieron y se montaron en los caballos.
—¿Y eso que llegaron hasta aquí? —preguntó Nicolás.
—Salomé soñó —dijo Petra. Él asombrado.
—¿Sí Salome? —preguntó Nicolás.
—Sí, Nicolás misterios de la mente —respondió Salomé. Y siguieron, al rato dijo Juan:
— Qué que vaina que perdimos el caballo y la carreta.
—Qué vamos a hacer, hoy era el fin de ellos y gracias a Dios que ustedes siguen aquí, aunque por lo que leo la vaina es mejor que aquí.
Nos dicen que somos libres y aquí estamos prisioneros y podemos comer por el amigo de Juan, cómo estarán haciendo la gente que no tienen nada, qué injusta es la vida, bueno ya vamos llegando, hace frio, estamos empapados. —Voy hacer un chocolate caliente —dijo Petra.
Se bajaron de los caballos, caminaron hacia la cocina, en la cocina estaba el padre de Salomé.
—Niña quitate esa ropa mojada. —Él vio la barriga.
—Qué bonita, tú montada a caballo. —Ella no le respondió.
—Ya vengo, voy a cambiarme —dijo Salomé.
Caminó hacia la habitación, en uno de los corredores se encontraron la madre.
—Estás alzada —dijo la madre a Salomé, ella se sonrió y siguió, pensó: "Elionora no me fastidies" llegó a su habitación, buscó una bata que le marcara la barriga, se bañó, se peinó con el cabello recogido, la bata de color verde mar, salió de su habitación, Rocío que estaba recogiendo unas flores le dijo:
—Alfredo está en sala con Petra, ella me dijo que te avisara, pero me quedé arreglando este ramo —dijo Rocío.
—Ya voy —dijo Salomé.
Qué bueno que volvió Alfredo, siguió a la sala, lo saludó y preguntó
—¿Te vas aquedar?
—No, solo pasé un momento a ver Petra y traerte esto. —Y le entregó una carta a Salome, ella le dio las gracias y le dijo:
—Voy a lee la carta.
—Me voy a despedir de ti porque me esperan, llegan muchos heridos —dijo Alfredo, se abrazaron.
Salomé caminó hacia su habitación, se sentó en la cama y leyó la carta, la guardó en un cofre y salió.Petra salió corriendo buscando a Salome cuando la vio le dijo:
—¡Volvió!
—Desde que te vio se enamoró de ti, qué bueno amiga —dijo Salomé.
—Voy a contárselo a Rocío —dijo Petra y corrió a buscarla.
—Alfredo vino, quería verte, pero tenía que irse rápido está cuidando a los heridos —dijo Petra a Rocío.
—Lo lo he extrañado —dijo Rocío.
Volvió a temblar, se salieron para el patio, se quedaron hasta tarde, hasta que decidieron ir a dormir.
La mañana amaneció hermosa, Salomé se levantó temprano, se bañó, salió de la habitación, vio los jardines, pensó: “qué flores tan hermosas,” desayunó, estaba sola, todos estaban ocupados y sus padres no se habían levantado, esperó que fuera la hora que abren las oficinas, a ver si abren, vio la hora y salió, iba lentamente, vio que el señor llegó, apuró el paso, se acercó al señor y le dijo:
—Qué dichoso usted que anda como que nada pasa. —Él la mandó a pasar, se sentaron.—Voy a hablarle en silencio para que no me oigan las paredes. —Lo qué sí le dijo para que oigan, es que no solo los ojos de Dios están sobre mi, hay otros ojos y siguió hablando, se despidió, salió con una sonrisa.
Vio a Juan y Cipriano que iban para la hacienda del amigo de ellos.
—Hablen le de mí a su amigo. —Ellos se rieron.
—Claro —respondieron.
—Le voy a decir que eres bella —dijo Nicolás.
Les envió un beso y siguieron.
Cuando llegó a la hacienda, la madre estaba en la sala.
—¿Dónde estabas? ¿Andabas con ese hombre? —preguntó la madre.
—Recuerdas, qué cuando era una niña veía muertos, bueno eso aún lo tengo y veo a una mujer a tu lado —dijo Salomé.
No vio su reacción, se volteó, siguió a la cocina, allí estaba Petra cocinando, cuando la vio le dijo:
—Salomé, mira hice torta de plátanos.
—Qué rico, dame. —Ella le sirvió.
En ese momento llegaron Juan y Cipriano.
—Nos regresamos porque hay gente extraña en el pueblo, nos vinimos por la senda cerca del rio —dijo
después se calma un poco, bueno como estén los astros —dijo Salomé.
—Es verdad, mis emociones están desbordadas —dijo Petra.
Juan vio un gato en el techo.
—¡Qué bonito! —dijo Juan.
—No me gustan los gatos —dijo Rocío.
—Los gato son símbolo de lo espiritual y dicen que ven al diablo —dijo Salomé.
—Si las oyen les van a decir que son brujas —dijo Amparo.
—Es bueno que la gente le tenga miedo a uno —dijo Salomé.
Amparo se horroriza de lo que hablamos, de que diga que no creo en un representante de Dios en la tierra.
Hay una lluvia de estrellas, nos sentamos en las hamacas a verlas, se produce dos veces al año, todo vuelve, la historia se repite, hasta en nuestra vida cuentas por saldar.
Los caballos estaba inquietos, los perro ladraban, Nicolás con mucho cuidado se asomó, se regresó.
—No no vi nada —dijo Nicolás.
—Ese es un muerto —dijo Petra.
—Los muertos no salen —dijo Amparo.Juan.—Iba de cacería, me sentaba en una piedra, dejé de ir algunos meses, volví, me dijeron que allí sacaron un entierro y la piedra era un tanque. —Todos al mismo tiempo dijimos: coño.
—¿Y quién enterró ese dinero. quién sería? —Se preguntaban todos.
—Nos fuimos a casa de un tío, mi madre, Jesús y yo, Jesús tenia siente años y yo cinco, a los días que llegamos mi madre empezó a gritar en las noches, mi tío corría y le preguntaba que le pasaba, ella le respondía que un hombre con un palo le daba al piso, eso siguió por meses, hasta los golpes fueron fuertes, pasaron los años, mi tío vino de visita y le dijo: Elmira lo que sentías era que el muerto quería darte el entierro que estaba allí, nos mudamos y a los días me dijo uno de los que se mudaron, ¿ustedes no sentía nada? Nosotros buscamos y sacamos un entierro, ella le respondió que tuvo miedo de hablarle y como nadie le creyó lo que sentía y veía —dijo Petra.
—Es que eso asusta —dijo Cipriano y empezó a canta.
Rocío hizo café, todos fueron a buscarlo, siguieron hablando hasta la madrugada.Pasaron los meses, Salomé amaneció con los síntomas de parir.
—Llama a todos —dijo Salomé a Rocío, ella corrió a llamarlos, enseguida llegaron y les dijo;
—Cómo Juan, Nicolás y Cipriano van a buscar lo que necesitamos, Petra y Rocío se van con ustedes, Amparo se queda,no se preocupen por mí, mi madre le dijo a una amiga que venga y mi padre esta aquí —La besaron y partieron, ellos en la carreta y Petra en un caballo.
Amparo la acompañó hasta que llegó la partera, al rato nació el niño, Amparo lo vistió, lo colocó en la cama con su madre y salió hacia su habitación, vio a las dos mujeres sentadas en el sofá. Como a las dos horas, Amparo oyó unos gritos espantosos Amparo, el niño se lo robaron.
Amparo corrió gritando a la habitación, salio tranquila.
—Señora el niño está aquí con su madre.Amparo siguió a su habitación en silencio, pensó "no puedo quedarme con Salome porque su madre dijo que ella la iba a cuidar" la noche estaba hermosa Amparo pensó: que bien nació el niño de Salomé, Jesús dónde estará."
Amaneció y a las diez la partera se fue, Elionora la acompañó hasta la puerta, Amparo preparaba el almuerzo cuando llegaron los demás, corrió a la caballeriza.
—Qué bueno que llegaron temprano —dijo Amparo, todos preguntaron si el niño había nacido.
—Sí es grande —respondió Amparo, todos se dirigieron a la habitación de Salomé, pasaron a verlo, todos contentos.
A las tres tocaron a la puerta, la abrió Rocío, era la partera, la mandó a que se sentara y fue a buscar a la señora, caminó hacia su habitación, tocó la puerta, salió Elionora.
—Voy a ver que quiere Olga —dijo Elionora a Rocío.
Cuando llegó Elionora, le dijo:
—Mi hija salió, no ha llegado. —Elionora se sentó, no dijo nada.
Olga le dijo:
—Elionora, mi hija.—Al ver que Elionora no dijo nada Olga se fue y Elionora
se dirigió a su habitación, Petra la vio, le dijo:
—Señora Elionora ¿le traigo café? —Le respondió.
—No, gracias, voy a dormir un rato. —El esposo estaba sentado en una hamaca, le dijo:
—Elionora, ¿qué te pasa? Estás pálida. —Se levantó de la hamaca y la siguió.
Los días pasaron, un dia llegó Nicolás bravo a la cocina, todas estaba allí le preguntaron que le pasaba.
—Que la gente, bueno yo soy gente, bravos porque se alzaron los muchachos, ¡carajo, la gente se esta muriendo de hambre y a nadie le importa! —dijo Nicolás.
—Nicolás, así es el mundo, no te pongas bravo, deja que sigan las aguas de los ríos y deja que con ellas se lleven tus emociones, no puedes cambiar el mundo, los valientes luchan, dan sus vidas, llega un pendejo y se lleva la gloria —dice Salomé.
—Es que lo que dices es cierto, cuántos valientes han muertos y dónde estará el pendejo, rascándose las bolas tranquilo y lo montamos en la silla y sigue el mismo joder, porque ninguno quiere el bien para el país.
Amparo se asomó a la ventana, vio a un hombre que iba herido, cerró la ventana.—Da miedo salir porque no se sabe a que bando pertenece —dijo Amparo.
Salomé llamó a Juan.
—Con disimulo ve y síguelo a ver, si es del bando contrario solo les das comida y un poco de agua, porque esa gente tiene el cerebro gangrenado con el fanatismo.
—Ya vengo —dijo Salomé.
—Salomé va a buscar un disfraz para Juan, ella es experta en eso —dijo Petra.
Salomé le dio una ropa de pordiosero, él se la colocó y una barba descuidada que ella ayudó a ponérsela, Amparo le arregló la comida, se la entregaron y se fue camino hacia el herido, al rato regresó
—Me da dolor, pero es como que cure a un animal salvaje, cuando esté curado me ataca —dijo Juan.
Todos estaban pendientes del herido, respiraron cuando vieron que llegaron unos hombres y uno en una carreta lo montaron en la carreta y se fueron.
—Qué alivio —dijo Salomé.
—Así es Salomé, todos respiramos, en una guerra algunos están como unos zamuros se enriquecen con el dolor ajeno, así es la vida, la vida es como un carnaval —dijo Cipriano.—VIENEN UNOS CABALLOS HACIA ACÁ —gritó Rocío.
Todos corrieron, Salomé con el niño en brazos, Nicolás les salió al paso.
—Al menos uno es conocido porque Nicolás lo saludó afectuosamente —dijo Rocío.
—Ese es Alfredo —dijo Salomé.
Alfredo se bajó del caballo, se acercó a ellos, los saludó.
—Alguno de ustedes quiere venir a ayudarme, hay muchos heridos —dijo Alfredo.
Rocío respondió que ella, seguida por Petra y Cipriano, entraron a buscar lo que iban a llevar y se marcharon, quedaron Amparo, Nicolás y Juan, la madre y el padre de Salomé, que son como dos fantasma vagando por la hacienda, se sentaron en la mesa a cenar, extrañando a los que se fueron, cenaron en silencio.
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miércoles, 26 de julio de 2017

Salome y Jesus 2

2
Los perros ladraban detrás de los caballos, avanzamos por ese largo camino que parece que no tiene fin, Cipriano empezó a cantar; Lucio lo acompaña con el cuatro. Llegamos a un rio, nos bajamos, los caballos tomaron agua.
—Vamos a seguir —dijo Lucio.
Al rato cantó un gallo tres veces.
A las siete de la mañana vamos pasando por una calle donde hay varias casitas de bahareque, uno de nuestros acompañante nos dijo:
—Hace tiempo vivía por aquí y había una señora que la gente le tenía miedo.
—¿Por qué? —preguntó Salomé.
—Porque la ven en otro lugar —dijo.
—De quién estaba pendiente esa señora —preguntó Salomé.
—De su hijo, que era parrandero —respondió el acompañante.
—Ah viste —dijo Petra a Salomé.
—La siento y le digo siento que me ven y sé que son tus ojos —dijo Petra a Salomé.
Salomé se ríe y les cuenta a todos:
—Me fui de viaje y en las noches me imaginaba que estaba en la hacienda y que iba detrás de Petra cuando iba a cerrar la puerta de la calle y me quedaba en la puerta de su cuarto un día Petra estaba contándolo y empecé a reír.
Rocío contó:
—Tenía una tía que cuando iba a visitarnos, mis hermanos y yo corríamos a recibirla y no estaba, al rato llegaba, oíamos su voz antes que llegara.
Vamos pasando cerca de una casita de bahareque tiene una árbol de mangos, una señora nos hace señas que nos acerquemos y nos da mangos, seguimos en camino.
—Ya vamos llegando —dijo Juan.
—Mira el rio —dijo Luis.
—No conocía esto —respondió Cipriano.
—Ese rio bajó su caudal porque no ha llovido, es peligroso porque si llueve en sus cabeceras este rio pasa cerca de la hacienda el paso.
—Sííí —dijimos simultáneamente las tres.
—Qué emoción aquí hace calor, recién llegada a la hacienda corría al rio.
—Mira, allá están Amparo y Nicolás esperándonos —dijo Juan.
Los perros corrieron, salomé se bajó del caballo y los abrazos.
Esta hacienda es más grande que la del pueblo que tuvimos de salir, esta tiene corredores, por las esquinas con muchas plantas hermosas, hamacas, sofás. Entraros mientras Rocío y Salomé fueron a bañarse, los hombres bajaron el equipaje de las carretas, cuando terminaron se bañaron, conversaron un rato mientras Amparo les colocaba café, los que los acompañaron decidieron descansar para continuar el viaje, Salomé no descansó, se quedó arreglando su ropa, pensó: "no puedo dormir, cuándo volveré a ver a Jesús" desde la ventana vio que Lucio se levantó de la hamaca, salió de la habitación, caminó por los corredores, se acercó, ya los muchachos se habían levantado, Salomé les hizo café mientras ellos se bañaban,al terminar fueron al comedor donde Salomé les tenía el café, se lo bebieron y luego se despidieron, caminaron hacia la caballeriza, encasillaron sus caballos y partieron, Salomé se quedó viéndolos hasta que se perdieron de su vista, pensó: "esta noche es larga, me quedé sola con mis recuerdos" caminó hacia su habitación, se asomó a la ventana, le saltó un grillo que casi le dio en la cara, cerró la ventana, se acostó pero, no durmió, se levantó y se bañó, buscó la ropa que se va a poner para salir, la colocó arriba de la cama, se colocó una bata de casa lujosa, salió de la habitación, caminó hacia la cocina, en la cocina estaba Rocío.
—Buen dia —dijo Salomé.
—Buen dia, ¿qué haces levantada tan temprano? —preguntó Rocío.
—Voy a salir —respondió Salomé.
Rocío se sorprendió.
—Para dónde vas? —preguntó Rocío.
—Es un secreto —dijo Salomé y se sirvió café.
—Vas a desayunar —preguntó Rocío a Salomé.
—No, cuando regrese —dijo Salomé.
Salió de la cocina, caminó hacia el patio, les abrió la puerta para que entraran los perros, siguió, se acercó a los caballos, los acarició, pensó, "voy a arreglarme" apresuró sus pasos hacia su habitación, buscó unos zapatos altos y empezó a vestirse, se sentó frente a la peinadora, se peinó, se dejó el cabello suelto, se vio en el espejo, salió de la habitación vi a Rocío regando las plantas.
—Ya vengo. —Le dijo.
Caminó hacia la puerta, se acercó a una planta que estaba guindada en la entrada, la tomó con cuidado y se la colocó en el cabello, sacó un espejo de su cartera, se la acomodó, pensó "hay una tensa calma" caminó hacia la plaza a lo lejos vio a Cipriano en la carreta, se detuvo esperó que se alejara, cruzó la calle y entró en una oficina en estaba un señor mayor al verla se sorprendió.
—¿Qué la trae por aquí señorita? —preguntó el señor, muy amable.
—Soy la hija de Eleonora —respondió Salomé, él se quedó pensado.
—Sé que ella lo conoce —dijo Salomé.
Salomé le dijo mirándolo fijamente.
—Vengo a solicitar sus servicios, voy hacer una venta. —Ambos se miraron. siguió hablando Salomé-
—Le voy a vender la hacienda el paso, a una amiga. —Salomé lo miró, se sonrió y le dijo.
—El miércoles vuelvo con ella y con un señor. —El señor mayor le dio la mano y le dijo que la esperaba.
Salomé caminó mirando las tiendas, entró a unas y compró telas, collares, de todo compró, luego buscó a Cipriano que aún estaba por allí, entre los dos acomodaron las bolsas en la carreta.
—Guárdame las bolsas que no te las vean —dijo Salomé a Cipriano y ella siguió comprando, entró en una panadería, se tomó un café y siguió para la hacienda, detuvo el paso para oír a unos señores que decían que estaban saqueando en el pueblo del que salimos, Salomé pensó, "muere el país para renacer" volteó y vio que Cipriano venía por el camino, esperó a que llegara y se montó en la carreta, se sentó al lado de Cipriano.
—Rocio me dijo que regresara temprano pero comprando se va el tiempo rápido —dijo Cipriano.
—Ahora se va más rápido el tiempo —respondió Salomé.
Ven a unos perros peleando y Salome pensó; "que bueno ver al enemigo acorralado, así pensara el perro" siguieron en silencio, llegaron a la hacienda entraron por el portón de la caballeriza, Cipriano se bajó y ayudó a Salomé a llevar las bolsas a la cocina, luego de dejarlas sobre la mesa, entró Salomé. —Este es el secreto —dijo Salomé, agarró las bolsas y se las entregó, eran ocho para cada una.
—Bueno, ábranlas —dijo Salomé. Ellas las abrieron.
—Ay las telas —dijo Rocío.
—Qué lindos los collares —dijo Petra. En eso entró Nicolás.
—Voy a tomar café para salir a buscar la leña —dijo Nicolás.
—Voy contigo, voy a bañarme —dijo Salomé, corrió a la habitación, me metió en el baño y se bañó.
Salió del baño, pensó; "voy a vestirme de hombre porque Nicolás se va a demorar, si me fastidio me regreso" se vistió, se recogió el cabello, salió de la habitación, caminó a la cocina.
—Nicolás estoy lista —dijo Salomé, él se levantó de la silla, caminaron a la caballeriza, Salomé buscó una silla de montar y ensilló un caballo, Nicolás se montó en la carreta y salieron, Salomé se colocó el sombrero de manera que no se le viera tanto el rostro.
—Qué silencio, Nicolás —dijo Salomé.
—Este pueblo se ha quedado como detenido en el tiempo —respondió Nicolás.
—Así es, en el otro pueblo, allá hay más vida —dijo Salomé.
Al llegan al rio se quedaron sorprendidos al ver a tres jóvenes y uno estaba herido, Nicolás se bajó de la carreta, Salomé hizo lo mismo, Nicolás le vio la herida.
—Ayúdenme a montarlo en la carreta —dijo Nicolás a los dos jóvenes, ellos lo ayudaron.
—Bueno vamos a la hacienda, para decirles cómo está su amigo nos encontraremos aquí —dijo Nicolás a los dos jóvenes.
—Sí. —Ellos respondieron.
—Mañana vengo —dijo Nicolás.
Nicolás quiso recoger unas ramas para taparlo pero prefirió no retrasarse.
—Vamonos —dijo Nicolás a Salomé.
Salieron de allí, callados, cada uno con sus pensamientos, al rato Salomé rompió el silencio.
—No te detengas, sigue, me voy a adelantar para acomodar la habitación secreta.
Iba pensando, "enseguida que llegue hay que mandar a buscar al doctor" Salomé vio que Juan iba entrando, le silbó, él se detuvo, Salomé llegó a su lado, desde el caballo le dijo:
—¡Corre! Llama a Rocío y a Petra, que vengan a la habitación secreta y que traigan sabanas. —Se bajó del caballo y corrió, buscó unas llaves que estaban escondidas, abrió varias puertas, movió una pared donde había una biblioteca y apareció una habitación hermosa, la sacaron de sus pensamientos las voces de Rocío, Petra y Juan.
—Qué pasó —preguntaron los tres, pero Salomé les dijo;
—Esperen a Nicolás mientras yo tiendo la cama. —Y los tres salieron.
Salomé tendió la cama, salió vio que ya estaba entrando Nicolás en la carreta con el herido, Cipriano corrió a cerrar el portón, Nicolás se bajó de la carreta y él, Juan y Cipriano bajaron al herido y lo colocaron en la cama, Juan y Rocío les lavaron las heridas, después de atenderlo en todo se quedó dormido, lo dejaros solo y salieron, todos estuvieron de acuerdo en no traer el doctor por seguridad del herido, siguieron sus quehaceres pendientes del él, al rato llegó corriendo Petra avisando que se despertó, todos corrieron, el hombre al verlos les preguntó dónde estaba.
—Tranquilo —respondió Rocío, le sirvió agua, se la bebió, lo acomodaron con varias almohadas y Rocío le preguntó su nombre.
—Rocío déjalo que descanse —dijo Juan.
El hombre cerró los ojos y ellos aprovecharon de salir, caminaron hacia la cocina, Petra empezó a preparar la cena, Nicolás y Cipriano se sentaron.
—Ya saben cuando se mejore nuestro amigo hay que pasarlo a otra habitación y olvidarnos de esa habitación. —Les dijo Salomé.
—Yo soy la que va a arreglar la habitación, porque yo estoy pendiente de dejar todo como estaba —dijo Salomé, ellos estuvieron de acuerdo.
—Es cierto Salomé se fija en todo —dijo Petra, en ese momento llegó Amparo, brava porque se le olvido el pañuelo y el humo del tren se le metió en la nariz. —La próxima vez que vuelva a visitar a mi hermana me llevo varios pañuelos —dijo Amparo.
—Amparo, deja la rabia te vas enfermarte,agradece que regresaste, ¿cómo está la situación? —Nicolás le hizo señas a Salomé para que no le dijera nada.
Amparo se fue a bañar.
—Ella no va entender lo que le dices —dijo Nicolás.
—Es cierto, no es el momento para hablarle —dijo Salomé.
—Salome, esto que estamos viviendo ¿se calmará? —preguntó Cipriano.
—Parece que se ha calmado pero, ahora viene más fuerte, los astros, los astros son tremendos —respondió Salomé.
Siguieron hablando hasta bien entrada la noche, al rato cantaron los gallos, empezó el movimiento en la hacienda, todos como unas hormigas se cruzan para arreglarse, para empezar con sus quehaceres.
Salomé se levantó, se bañó, caminó a la cocina, se sirvió café y vio a Nicolás regando las plantas, lo saludó.
—Voy contigo —le dijo Salomé.
—Está bien el joven, habló se llama Alfredo —dijo Nicolás.
—Me alegra, voy a esperar para ir a verlo —respondió Salomé.
Caminó hacia la cocina, se sentó en la mesa a desayunar, al frente el fogón, se quedó mirando el fuego, la implacable ceniza, el arrugado cuerpo de la leña, huele a café recién colado, cayó una llovizna, el color de la tierra cuando está mojada como el café recién tostado, ese sabor, ese aroma que despide.
—¡Salomé, despiértate, vamos! —dice Nicolás.
—Ya estoy lista —dice Salomé y caminaron hacia la caballeriza y fueron en busca del sitio donde encontraron al herido y allí estaban los dos amigos del joven, en ese momento oyeron un tropel de gente y caballos, Nicolás les hizo señas, lo siguieron, se metieron bajo un árbol inmenso que los cubrió.
—Guerra civil que Dios nos agarre confesados —dijo Nicolás.
Todos se vieron a las caras.
—Hay preparase para la pelea —dijo uno de nuestros acompañante.
—En las guerras la gente se convierte en bestias del infierno —dijo Salomé.
Van hacia el centro del pueblo.
—Bueno no hemos hablado de lo que nos trajo para acá —dijo Nicolás.
—Ah sí —dijo Salomé.
—Nosotros no conocemos al herido, íbamos pasando y lo vimos aquí, ustedes llegaron como que los envió el cielo —dijo uno de los hombres.
—Pensé que se conocían —dijo Nicolás.
—Bueno no vamos a tener miedo por él, de todas maneras vamos a morir esta situación está fea —dijo Salomé.
—Así es —respondió Nicolás.
—Vamos a seguir, nos esperan en el centro —dijeron los jóvenes, se despidieron y Salomé y Nicolás siguieron a la hacienda en silencio, abrieron el portón de la caballeriza y entraron, en ese momento empezó a temblar.
—Lo que faltaba —dijo Nicolás.
—Así es, nunca había sentido un temblor —dijo Salomé, los animales alborotados, Rocío, Petra y Cipriano corrieron.
—Sabía que iba temblar —les dijo Rocío.
—¿Por qué? —preguntaron.
—Mira los loros arriba del árbol desde anoche están allí —respondió Rocío.
—Nos olvidamos del herido —dijo Salomé.
—Ayy sí —dijo Petra y corrió, todos la siguieron, cuando llegaron estaba despierto.
—Soy estudiante de medicina, venimos muchos estudiantes a pie y tuvimos que correr, a mí me hirieron, bueno ya saben lo qué pasó —Y cerró los ojos Petra se quedó con él acompañándolo, Salomé pensó, "se enamoró nuestro amigo." Pasó el día rápido, llegó la noche, los grillos se hicieron presentes, comenzó a llover, en la mañana Salomé se asomó a la ventana, los sapos y ranas saltaban los charcos, cerró la ventana, pensó, "para que no se metan a mi habitación." Se bañó, se vistió, salió de su habitación, caminó hacia la cocina y vio en el jardín una avalancha de luciérnagas muertas, cuando entró en la cocina un gato saltó, se montó en el fogón y tumbó las ollas y se salió por la chimenea, al oír el alboroto Petra corrió a la cocina.
—Yo recojo el desastre —dijo Petra a Salomé.
Salomé le dio las gracias y caminó a la habitación y pensó: "voy a acompañar a mi amigo" entró a la habitación, él abrió los ojos, ella se sentó en la silla cerca de la cama, él se sonrió.
—¡Qué bien te ves! —dijo Salomé.
—Gracias a ustedes. —Él le respondió.
—Vi las muletas que te está haciendo Nicolas, es un buen ebanista —dijo Salomé.
Él se asombró de lo bien que lo trataban y le preguntó por todos. Ella le dijo.
—Juan es el esposo de Rocío; Amparo es la mama de Nicolás; Cipriano es viudo, había muchos trabajadores, pero se fueron a luchar y Petra es mi amiga, su abuela trabajaba en la hacienda, ella llevaba a Petra en las vacaciones. —En ese momento entraron Juan y Rocío para curarle las heridas y darle desayudo.
Salomé se despidió y salió hacia la cocina, vio a Nicolás.
—¿Quién va al mercado? —preguntó Salomé.
—Yo, ¿estás lista? Ya me voy —dijo Nicolás.
Caminaron hacia la caballeriza, se montaron en la carreta, el cielo estaba sin nubes, Salomé volteó, vio un sombrero y se lo calzó.
—Hay una calma tensa —dijo Nicolás.
—Hoy están los acontecimientos como detenidos —dijo Salomé.
—Tenemos que estar prevenidos —dijo Nicolás.
Vieron una ventas de plantas se bajaron compraron y siguieron cerca de la plaza, se bajó Salomé, recorrió el mismo que la llevó a donde estaba el señor con el que hablo, vio que la oficina estaba cerrada, busco a Nicolás.
—¿De qué te ríes, Salomé? —preguntó Nicolás.
—Quien ríe sola de su picardía se acuerda —respondió Salomé.
Compraron, les dijeron que los caminos estaban trancados, regresaron, ni perros había en las calles, el dia la misma monotonía, llegó la noche mágica, las lechuzas revoloteaban, las estrellas corren de un lado a otro, los caballos relinchan.

Salome y Jesus 1

Guerra, guerra, la gente corría, los jóvenes se enfrentaban a los hombres armados, desde la ventana Salomé los miraba, oyó la voz de Petra que venía entrando, llegaba del mercado, corrió para alcanzarla, le preguntó
—Qué me trajiste Petra. Ella le respondió.
—Todo lo que hay en estas cestas, manzanas, peras. —Salomé la ayudó a llevar las frutas a la cocina, cuando llegaron a la cocina Petra se sacó una carta del bolsillo y se la entregó a Salomé, la joven le dijo a Petra.
—¿Dónde está Jesús? ¿Por qué me envía esta carta? —Petra le respondió —Jesús está aquí, en la esquina cerca de la caballeriza. —La interrumpió Salomé.
—¿Qué hace aquí? —dijo Salomé.
Petra le respondió.
—Bueno lo mismo que hacen todos los muchachos de este pueblo.
Salomé corrió a su habitación, se sentó en la cama, leyó, la carta se acostó con la carta en su pecho, al rato se levantó, caminó a la cocina, se sirvió café y volvió a su habitación, se bañó, se vistió con una falda negra y una blusa holgada, buscó unos zapatos, pensó: "ja, ja, ja me viera mi madre con sus zapatos" se recogió el cabello y se calzó el sombrero, se vio en el espejo, pensó: "no me veo tan mal."
Agarró su cartera, se asomó a la ventana, vio que no venía nadie y salió por la ventana, empezó a caminar con pasos lerdos en las calles de tierra solitarias.
El viento me baña de tierra, el calor me quema, me detengo a ver si viene Jesús, me siento triste, no sé que va pasar con nosotros, mi madre jamás permitirá que me case con él por el color de su piel y porque que no tiene dinero, estoy tan distraída que no me di cuenta que llegué, toque la puerta, Jesús la abrió, le dijo: espera que me quite toda esta ropa. Fue cayendo la falda larga, un pantalón con un relleno, la blusa manga larga con relleno, a mí me encanta disfrazarme.
Le dije: —Amor, esta es la única manera de vernos. Voy a bañarme.
Abrí la puerta del patio, caminé al centro donde hay un pipote y con una jarra me eché agua hasta que me cansé. Jesús se fue a la cocina a montar café. Jesús se sentó a verme, no habló nada, solo me veía, se levantó fue a la cocina, regresó con dos tazas de café, me acerqué a él, me senté en sus piernas, le dije:
—Esta será la última vez que nos veamos, te llamarán libertador, a lo mejor yo no lo veré, lo único que te pido, es que no me olvides. —vi que se le salieron las lagrimas, le dije:
—No llores, guárdalas para que llores de alegría, vamos a brindar con este café para que siempre estemos juntos, no me voy a engañar, la vida nos separa, no quiero verte así triste, es por tu bien.
Me respondió:
—Sí estoy triste, eres lo único que tengo, me has ayudado, lo que sé es por ti. Le respondí:
—Bésame, bésame hasta que te canse de besarme.
Salomé se levantó de la cama, empezó a vestirse en silencio, cuando terminó se sentó en la cama y le dijo a Jesús:
—Esta noche nos vamos para la hacienda del paso, no te preocupes por Petra, yo velaré por ella.
Jesús se acercó a Salomé, la besó.
—Me voy, quédate acostado, descansa, vienen días fuertes para ti y para mí, si algún día te alejas, recuerda que Petra te espera en la hacienda porque es de ella.
Caminó hacia la salida. En silencio miró el cielo, pensó: "cómo cambia todo en un momento, tengo que apurarme, tenemos que salir esta noche antes que se ponga la situación fea".
En ese momento llegó el viento, la zarandeo, pensó: "qué me ofrece la vida, quizás menos que la astilla que me cae en el rostro". Caminó rápido, llegó a la calle donde vive, empujó la ventana y se sentó en ella, entró, se quitó los zapatos: pensó, este relleno es caluroso, voy a bañarme. Se bañó, caminó por los grandes corredores, abrió la puerta que da para la caballeriza, vio que estaba Juan amarrando las cosa que están montadas en la carreta, cuando me vio me dijo:
—Ya está todo listo.
Le respondí:
—Vente, voy hacer café, dile a Rocío que venga también.
Caminó a la cocina, montó el café, llegó Juan, Salomé le preguntó por Rocío, Juan le respondió:
—Está recogiendo una ropa, ya viene. Salomé le dijo:
—Sí solo vamos a esperar a los compañeros de Jesús que nos van a acompañar.
Se tomaron el café. Salomé caminó hacia una de las salas, se asomó a la ventana, miró hacia la plaza, pensó: "voy a llevarme en mis ojos todo como es hoy, cuando vuelva, si acaso vuelvo todo habrá cambiado, la iglesia bonita, la respeto, pero no creo en la religión".
Rocío entró en la sala y le dijo aSalomé.
—Ven para que veas esto. —Rocío le entregó un maletín a Salomé.
—Registré porque hay que revisar todo —dijo Rocío.
Salomé le respondió:
—Vamos a llevarnos esas herramientas con las que abrimos los armarios. Cipriano llegó a la sala.
—Ya llegaron los muchachos —dijo.
Rocío le preguntó a Salomé
—¿Ese retrato te lo vas a llevar? —Salomé le respondió.
—No, para qué — siguieron su camino hacia la salida por el portón de la caballeriza Juan y Cipriano se montaron en las carretas, las mujeres en caballos vestidas como campesinos con sombreros de cogollo, los muchachos que nos acompañan nos rodearon y seguimos el camino a nuestro destino todos callados luna alumbraba como el día, la noche estaba estrellada.
Salomé dijo:
—Es tiempo de cambios, nada estará oculto, se caerán las caretas, nada será igual. —Todos se asombraron de lo que dijo Salomé, ella les respondió:
—No se asombren, esto que estamos viviendo es algo nunca visto.

martes, 25 de julio de 2017

Alma

La distancia abriga el olvido, hoy tengo un nudo en la garganta recordando los besos de ayer removidos con otro sabor, mi poesías sale del vuelo de una mariposa que es mi alma que se ha purificado para mi partida, poesía es la compasión que me atraviesa el corazón.

Suerte

Brindo por los juegos de la vida que llaman suerte o destino, jugué y perdí pago porque soy buena jugadora, en la tarde solaz brindo por la vida.

domingo, 23 de julio de 2017

Place

A través de la nostalgia y el viento, florecieron opacas primaveras en tu ausencia, quiero ser el alivio de tus penas, te encontré en esta vida, quiero ser el reflejo de lo que te place, el tiempo que perdimos nunca regresará, soñé verte en este mundo, cuando la tristeza te invada y no te quieran yo estaré a tu lado.

sábado, 22 de julio de 2017

Arañitas

Tantas arañitas tejieron mi poema y yo con una copa en la mano embriagada de los más crueles recuerdos en el puerto de los sentimientos miro el mar que te vio partir, me dejaste solo con el aroma de poesías, el ocaso, ¡oh, el ocaso! Me despido de ti, quién vera mi ocaso, me horroriza el momento en el que la muerte me de la estocada, ja, ja, ja.

jueves, 20 de julio de 2017

Alzo

Alzo mi copa y me digo, ¡maldita te condenaste con tu silencio! Me humillé ante una basura que no merecía que lanzara ni un gargajo, esta tarde gris como mi vida, alzo mi copa y brindo por la joya que me regaló la vida.

Sacude

El viento sacude mis cabellos, siento alrededor de mi cuello como un collar negro, el camino se hace largo, pero el tiempo pasa lento, cuántas flores marchitas en esta primavera, tuve que aprender como se olvida, me despedí de mi madre con un leve adiós sin verla, te amé con la sabiduría que no me pertenece, siempre me digo, está vida es un sueño, ¡oh, le escribo al corazón que no poseo!

miércoles, 19 de julio de 2017

Culpar

Entre tú y la imagen que me llega sé que me puedes amar cuando no haya a quien culpar, ven tengo añoranzas de besos dormidos cae la lluvia dentro de mi alma, mi corazón se niega a olvidarte.

Cruda

Miro atrás, miro mi pasado a pesar que era una niña la cual no entendía la cruda realidad, miedo de la vida que me zarandea, miedo de las tormentas, miedo del viento que con su fuerza me da latigazos, cómo no voy a estar loca, tantas letras escritas que vuelan con mi alma, mis manos se aferran a la nada, todo lo prestado lo entregué, solo lo que tengo mío son las pantaletas que traigo puestas.

Tumba

Frente la tumba abandonada, caen los sonidos del silencio, flores marchitas, soledad inmensa, lapida fría que nadie recuerda, porqué te visito aquí si sé que no estás aquí, será que recordé que yo también estaré aquí mañana.

Eterno

Un beso se me escapó, creí que iba por caminos inciertos, pero te llegó y me ahogué en la profundidad del amor, mi respiración es la tuya, somos una sola alma, el amor no se acaba, es eterno.

martes, 18 de julio de 2017

Breve

Cómo pude renunciar en el breve tiempo en que pestañee, camino por los paramos de la vida, aterida, pálida, ojerosa, oliendo a pobreza, frágil como un sueño de un momento, mi descanso mi muerte y mientras llega, me acuno en los brazos de mi locura.

Ya

¡Oh, dolor! Acudes a mi alma frágil, por qué esta agonía, por qué me acosas, qué mal tan grande he hecho, ¡piedad, piedad! Punzandome la herida que más me duele, ya no aguanto este dolor y el maldito reloj que no se detiene, sigue dando la hora puntual, ¡maldito, maldito!

Descalzos

En la desolación de mis ojos apareces tú, corro con mis pies descalzos, pero no estás, estoy tan lejos de ti, muda estoy porque solo gemidos tengo, llega la nostalgia y se muere mi ser, las hojas mas diversas tienen la misma tumba y yo soy una hoja que el viento me mece a su antojo y mi tumba, ¡oh lo ignoro!

Contra

Hoy estoy en la nada contra el viento, oliendo el aroma del mar, el silencio me acompaña, la soledad está a mi lado, mi alma esta muerta y mi cuerpo vaga como el judío errante, voy desandando mi propia senda, las horas me dejaron en la hojarasca del vano recuerdo.

lunes, 17 de julio de 2017

Abejas

Las abejas zumban sobre las flores, el río con sus olas espumosas murmuran y se pierde, entre el verde pasto caminan las hormigas, en el charco el sapo nos ofrece su sinfonía y yo quise correr, pero la neblina me detuvo, me regresé a la casa yo sola, ¡oh, en esa casa tan grande!

Dos

Tengo un recuerdo dentro de un recuerdo, le dedicaba mis poemas a un hombre, pero otro aparece en mis poemas, por eso no pongo rostros en mis poemas, solo siluetas para que ninguno de los dos se pongan bravos.

Renacer

Desgarrando la bruma como buscando el renacer de una esperanza, lo que tengo en mis manos es una flor marchita, quiero poder correr hacia el pasado buscando a esa niña solitaria con su carita salpicada de rocío, oculta en los rincones para no ver los gestos, oh, ensueños, creí que el viento se podía llevar tantos olvidos y lo que me dejaba son tormentas.

Ayer

Quién se acuerda de aquella florecilla de ayer que la hicieron invisible, yo quería sobresalir, lucir mis talentos,
desde el otro lado de la ventana veía pasar a la gente, un día me animé y a escondida salí y otra florecilla me dijo, mis universo, yo apenada apresuré el paso, un señor le respondió, qué envidiosa eres, no salí más.

domingo, 16 de julio de 2017

Envidia

Los rayos del sol envuelven mi cuerpo, el prado con su abrigo de colores lo recorro en el caballo sobre el pentagrama de tu silencio, envidia del águila, vuela sobre las tormentas, envidia de las aves que se aman para siempre, envidia de la brisa que corre sin que nadie la detenga, envidia de la luna que sale en las noches a coquetear.

Sembrado

No se suelta a quien esta sembrado en el jardín del corazón, el que hace que la lluvia brote de mis ojos para regar a las flores, el que hace que amanezca el sol en mis mañanas, me aferré a lo que no era mío, aquí estoy saboreando un adiós.

Botella

Entonces abracé los recuerdos y les dije, váyanse, el adiós cerró todos los caminos para que no te busque, tu recuerdo vivirá en mi verso, por ahora bañada en tristeza escribo para olvidar cómo el borracho que se aferra a la botella.

sábado, 15 de julio de 2017

Ultimo

Mis ojos como dos estrellas brillantes esperando lo que perdí, te veo entre el mar y el cielo es la ilusión reflejada en mi corazón, quiero verte llegar como llega el rocío a las flores, las estrellas a mi lado se apagan, pero mis ojos no se cansan de ver el camino que te vio partir, tengo miedo de la noche sin alba, de las hojas que parecen vivas y no tienen salvia, de ese momento de mi ultimo suspiro por ti, que te toca acompañarme en ese instante que la muerte me de la túnica de libertad.

Hay

Hice de tu amor un sueño y de tu traición un triunfo, mis versos merecen ser salvados del olvido, hay veces que la luz que se oculta bajo la sombrilla de un alma solitaria, estoy embriagada de tristeza, alzo mi copa y le digo ¡por ti maldito!

viernes, 14 de julio de 2017

Somos

Somos dos barcos que se cruzan en la distancia, llegó la noche con su traje de sombras, la nostalgia y la melancolía van en las alforjas de un famélico caballo, pasó la tormenta, miro, pero no dejó nada solo el cansancio de pelear con la nada, ay, me abrazas, me besas y yo no te respondo, no puedes entender, maté mis sentimientos, los enterré vivos, ellos luchan, pero no pueden salir.

jueves, 13 de julio de 2017

Imaginan

Galopa el tiempo, se desvanecen los días, me voy contigo, en mi alma te escribo versos con letras de oro, bajo la tormenta de mi melancolía esta noche trémula y fría los vientos a mi alma atormentan, no quiero recordar lo perdido, esta noche helada y vacía te encuentro en el rojizo ocaso que mis ojos se imaginan.

miércoles, 12 de julio de 2017

Revela

Hoy mis recuerdos se convirtieron en agua, qué decir cuando la nada es todo y la ausencia me inunda, la flor se muere, más la juventud no, porque está en el corazón, las grietas carcomidas de un tiempo pasado revelan las heridas, el silencio me habla de ti, me dice que nunca volverás.

lunes, 10 de julio de 2017

Quietud

Voy tejiendo poemas con hojas caídas de silencios y de olvidos, por qué preguntas por mí, si aún me duele la herida que me causaste con la daga de tu olvido, siembro un puñado de versos en mi alma, yo soy todas las aguas que van vertiendo su quietud sobre mis anhelos en la penumbra de mi vida incierta, mi mundo dejó de ser mi mundo.

Versos

Los versos son historias que nunca pasaron otros recuerdo de un gran amor, no me importa, es plasmar en granito, yace herido el corazón, aunque el reloj esta dañado la hora sigue pasando, busco donde habitar mi alma callada, me aferré a lo que no era mío, ya nada me ata a la vida.