jueves, 3 de diciembre de 2015

El niño rubio

El niño corre por la arena y se moja los pies con las olas que vienen y van, él sonríe, el viento juega con su cabello rubio, recorre la orilla de la playa, sus ojos verdes como el mar se agrandan como otro mar al ver la inmensidad del mar, nada y sin darse cuenta llega hasta un delfín, el niño alegre al ver tan bello animal
—¿Amigo por qué estas tan cerca de la playa? —dijo el niño.
—Te vi desde que venías corriendo por la playa —respondió el delfín.
El niño se alegró al escucharlo.
—¿Qué haces tan solo? —preguntó el delfín.
—No estoy solo me acompañan el sol y las aves —respondió el niño.
—¿Y tú por qué andas solo? preguntó el niño al delfín.
—Salí a dar un paseo y te vi, quise hablar contigo porque se le ve que eres inteligente —respondió el delfín.
—Gracias amigo —dijo el niño.
—Ya me voy mañana vuelvo —dijo el delfín.
—Pero si vienes no es seguro que este aquí mañana, porque mi amiga la ballena viene a buscarme para pasear —dijo el niño.
—No te preocupes yo te espero —dijo el delfín. —Se despidieron y el niño volvió alegre a su casa por tener un nuevo amigo.
Al día siguiente muy temprano el niño corrió a la playa, se alegró al ver allí a la ballena ya había llegado, el niño la vio corrió y se metió en el mar, se montó encima de la ballena, gritaba de alegría.El delfin apareció y desde lejos saludó al niño, no se acercó para no interrumpir, el niño lo saludó entusiasmado.
La ballena llevó de vuelta al niño a la playa, él se bajó emocionado.
—Tengo un amigo nuevo, quiero tener muchos amigos —dijo el niño con alegría.
—Me alegra eso amigo rubio, me voy mañana vuelvo por ti —dijo la ballena y se alejó.
Llegaron unas gaviotas.
—¡Hola, amigo ¿cómo estás? —preguntaron el grupo de gaviotas.
—Bien estoy feliz por tener tantos amigo —dijo el niño se quedó un rato, conversó con sus amigas las gaviotas, al rato vio que venía el delfín, corrió hacia él, al verlo el delfín le dijo.
—Te tengo una sorpresa. El niño empezó a saltar nadaba para allá y para acá.
—Quedate tranquilo que vas asustar a mi amiga —dijo el delfín, sonrió al ver la algarabía del niño.
—¿Y dónde está? —preguntó el niño, de repente vio que se movieron las aguas y se asomó una niña hermosa.
—Te presento a mi amiga Dulce. —El niño estaba encantado nunca había visto una sirena.
—Voy a contarle a todos de mi amiga Dulce, que es una sirenita —El niño corrió y fue a buscar a sus amigos y juntos nadaron hasta que se cansaron.
Una mañana llegó una gaviota sus compañeras miraron que sollozaba.
—¿Qué pasó Gavi, por qué lloras? —preguntó una gaviota.
—Cuando venía pasé por la estación del tren —dijo entre sollozos.
—El niño estaba sentado en el tren con una niña rubia, ¡ay me quedé fría cuando los vi! —dijo la gaviota.
—¡No puede ser! El niño se marcha y no lo volveremos a ver —Se lamentaban las demás gaviotas, la noticia recorrió como pólvora y todas las aves y los animales del mar lloraron por la partida del niño.
El delfín, la ballena y la sirenita todos los días esperaban el regreso del niño, pero siempre se marchaban tristes al ver que no llegaba.
Una mañana mientras esperaban, ya convencidos de que nunca más regresaría, el niño rubio corría por la playa junto a una niña rubia con ojos marrones, los animales al verlo de vuelta se alegraron, el niño les presentó a sus hermanita y les prometió que no se volvería a marchar y todos fueron felices.


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