domingo, 24 de febrero de 2019

Relatos de mi vida



Cuando tenía catorce años, me asomé a la puerta en ese momento iba pasando un carro, el conductor se quedó viéndome, nosotras éramos como los murciélagos, saliamos de noche, una tía y algunas veces una hermana y yo, en las noches caminabamos por todo ese pueblo, íbamos sin comer, sin tomar ni siquiera café, una noche vi el carro, el conductor me hizo señas como diciendo ya vengo,
pensé ese tipo si es sinvergüenza, va con la esposa y va haciéndome señas que ya viene, así fue, empezó a seguirnos, una noche empezó a llover, era un diluvio, estamos esperando que escampara, en eso apareció el hombre que nos seguía, nos invitó a comer, esa noche me enteré que la mujer que vi con él era una novia que dejo por mí, seguimos saliendo con él, algunas veces íbamos detrás del carro donde iba el dios griego para la hacienda, nos invitó para ir a la playa, la tía invitó a una sobrina, él era un extranjero millonario, él le dio dinero a la sobrina para que compraramos de todo, nos fuimos temprano, llegamos a un buen hotel, deyunamos y nos fuimos a una playa, 
al rato empezó a llover
fuerte, se cayeron cerros, no pudimos regresar al hotel, todos los hoteles que había por la zona estaban llenos, un señor paisano del millonario con el que andábamos nos había reservado una habitación en su hotel, pero llegó una familia con unos niños y se la dio a ellos, dormimos en el carro, la tía era una hiena, estaba brava porque nos quedamos varados, al día siguiente pudimos salir de esa playa, llegamos a el hotel, me bañé primero para no dejar al señor solo, al rato bajó mi prima, íbamos a desayunar cuando llegó la tía como una hiena, vámonos, decía, la sobrina le regó que nos quedaramos, pero ella que no, el señor había mandado a hacer una sopa en el hotel del amigo y la sobrina estaba emocionada, nos tuvimos que regresar al pueblo sin comer, llevamos a la sobrina a su casa, yo dejé de salir en las noches y con el señor millonario por la maldad que nos hizo la tía hiena, él me dijo con lágrimas en los ojos, Morella, sé que no me quieres, pero te voy a dar dinero y un crucero con el hombre que quieras, pero vete del lado de esa gente que no te quiere, me dijo, conozco un médico espeliacista para ponerte como virgen de nuevo, después fue que me enteré que la otra tía hiena le había contado de mi amante, el dios griego y que era una puta, sabes por qué no acepté lo que me ofrecía, porque yo sabía que venía a mí el basilisco 

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