Eres tú el poema que tiembla en mis labios, vivía en el barro, solo veía a las estrellas, desde que me olvidaste remo en las aguas de tu olvido convertida en silencio,
las aguas turbias se aclararon, me vi en ellas jugando, de repente me fui al ventanal del lado izquierdo como esperando algo, al fin llegó un carro fúnebre, no sabía que era eso a mis siete años, lentamente llegó frente a mi casa en ese momento me di cuenta que era mi padre que iba allí, no me devolví a buscar a la muñeca con la que jugaba, sabía que ella también se había ido.

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