Tus manos como mariposas volaban en mi cuerpo, la luna colgada en aquel callejón alumbraba la cama del hotel, hoy estoy en esta calle solitaria que la alegrabamos nosotros, la recorriamos emociondos de juntar nuestros cuerpos, las avecillas cantan con palpitante inquietud, como yo esperaba tus besos, no se puede olvidar lo vívido, no puedo olvidar el calor de ese cuerpo en esta colina tan fría.

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