viernes, 25 de enero de 2019

Campanas



No he sido feliz, viví en los glaciales del olvido aterida con la nariz fría como los perros, aquel día acababa de llegar a casa un familiar, me asomé a la puerta, vi que venía un señor con una mochila, las campanas de la iglesia empezaron a sonar, me quedé en éxtasis, cuando dejaron de sonar las campanas vi que el señor estaba frente a mí, parece que el señor era un muerto porque nadie lo vio,
en la siguente mañana me desperté sobresaltada por las campanas, me senté en la cama, en eso oigo que me dicen, Morella, ¿qué te pasó? Era una de las que me acompañaban, como estaba oscuro ella pensó que era sangre y era que me quedé dormida con una blusa mexicana, cuando sonaban las campanas me escondía para que no me viera nadie, me iba, decir qué me pasaba, para qué decirlo, hasta que me entregaron la casa, desde donde estaba encerrada las oía.

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