Mis manos se calientan al son de las teclas y letras, me siento como en una selva, se despierta mis instintos de leona, grité al aire, no respondiste, agonizo en silencio, ni una palabra de aliento me diste,
me huele a olvido, tú sabes que soy como los animales, bueno yo soy una perra
yo olía el aroma del hombre que buscaba a los siete años, a los trece presentí su presencia y su aroma llegó a mí, la del dios griego y si Judas se perdía yo lo encontraba, vivíamos en pueblos diferentes, veía a un señor que es locutor, me llevaba el aroma de Judas, un dia nos encontramos con el locutor, le pregunté, ¿tú lo conoces? Me respondió, sí, vivo en una casa de él y las emociones huelen.

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