La libertad es cosa de almas, no de cuerpos, qué tarde entendí esto. ¡Carajo! Después que me acostumbré a vivir en esta carcel de huesos, veo el río de tristeza aquí bebo de su tristeza, sigo callada,
en mi corazón llevo mis pertenencias mis letras,
las olas golpean a la orilla así me golpea tu recuerdo.

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