jueves, 4 de octubre de 2018

No me digas adios

No me digas adiós, el día que no quieras regresar vete sin decirme adiós, así como que nada ocurrriera como si fuera esta tarde, una tarde de un día cualquiera, ya no diré te espero, era el día de mis quince años ese día después que se fue me di cuenta que había dejado su pistola debajo del colchón, mi soledad, la luna, el sonido de la aguas del río, al día siguente volvió yo fui la que saqué la pistola de dejado del colchón, lo abracé, él estaba sorprendido, pensó que lo iba matar y yo me iba matar, esa tarde se desataron los demonios de los deseos, fue nuestra despedida y yo lo borré de mi mente hasta que un día me mandó a llamar para preguntarme cómo sabía lo que iba pasar y por qué no lo maté, ese día le respondí, que no lo maté porque yo estoy en ese corazón, soy una luciérnaga que con su lucesita te abrió los ojos.

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