Vuelan las aves y las nubes van presurosas hacia la carroza extinguida del crepúsculo, ay, quién pudiera darte un beso hombre querido, una golondrina se escapa con su plumaje de terciopelo
y en mi frente la bandera perdida de mi país, mis dedos rozan una nube,
su reflejo en mi mano es un espejismo de un ave blanco y en el fondo vi todos los soles reflejados, ay, quién pudiera darte un beso hombre querido.

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