Mis ojos cansados de mendigarte amor, ay, mis manos frías como el eco de un adiós, mi boca sin poder gritar no me abandones, mis oídos cerrados a lo que me decías hasta que al fin te dije vete maldito, te borré de mi mente y deseos, un día comprendí, amor mío que en la vida no es lo que uno quiere sino lo que quiere el que maneja las marionetas y que tú también me amas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario