Dueña
Pregunté para dónde va ese barco, me respondió un anciano, que estaba
sentado frente al mar, ese barco estuvo muchos años esperando al dueño
de ese cargamento que jamás reclamó, le respondí ese cargamento se ve
que es valioso, por qué lo abandonaron. El anciano me respondió, tú eres
la dueña de ese cargamento, me senté al lado del anciano y lloré viendo
alejarse al barco, el anciano me acaricio el cabello y me dijo, lo
tenías todo, no reclamaste nada, lo único que te queda es llorar.
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