Hay veces que siento que no existo y me vuelvo silencio, condenada al
frio de los tiempos, hay veces que me detengo frente al espejo y pienso
enviarte al olvido, pero acaricio las caricias que fueron tuyas, odio al
espejo que sabe de mis deseos, de esta hambre de que me beses, que me
muerdas la boca hasta hacerla sangrar.

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