Desesperada presintiendo tu partida, oyendo tus sollozos que me trae el
viento, varada sin poder correr a tu lado por el obstáculo que tu
pusiste entre tú y yo, mi sonrisa se la llevó el viento por que eramos
como dos hojas del árbol de la vida que al momento de una leve brisa tu
alma acariciaba la mía, desperté de mi letargo, el corazón me dio un
vuelco, el corazón no tiene oídos ve por si y comprendí que siempre fue
mío, que esa que vi era la muerte.

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