Al fin volvió por mí como ave peregrina un dia de invierno, te di la
rosa que lleva la fragilidad de la mariposa, por amarlo nada esperé y mi
alma reconoce la sombra que me acompaña atravesando el crepúsculo
vagando como el aroma de un clavel, en la brisa de la tarde el eco de su
voz me eriza la piel, me sube un calor, tejió sus hilos de pasión en mi
ser.

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