jueves, 2 de marzo de 2017

Sopor.

Me hundí en un sopor profundo, me dormí con la manta de las estrellas, me despertaron los ladridos de unos perros que corrían detrás de una carreta atada por unos caballos famélicos, el arroyo soñoliento y ahora noche de desvelo hay estrellas que brillan más, el señor se baja de la carreta, se acerca a mí con unas manzanas y me dice vamos a dar un paseo en mi carreta, salto de emoción. Sí, vamos, el señor con su palto raído, desdentado, corrí, salté y me senté al lado del señor, empezó a hablarme de los temas que me gustan, de repente la carreta empezó a volar, los caballos corría como caballos de carreras hermosos, el señor se convirtió y era elegante, le veía el alma al señor, qué sabiduría, muchos pendejos desearían tenerla.

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