El cisne yace olvidado, sentada en el sofá contado los minutos, las
horas que morían esperando tus besos, huye la tarde de mi prisión, la
chimenea arde otra vez, se alejó el ave dejando el nido del balcón, te
regalo una de mis lagrimas para que riegues tu duro corazón, qué me
espera en esta vida incierta.

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