Le tuve miedo a la sombra de mis enemigos, tinieblas silentes, la luz
ilumina mi espalda, por el estrecho sendero camina un perro, las ramas
del árbol se mecen, las olas van y vienen unas sobre otras, las alas de
mi alma vuelan.
lunes, 29 de febrero de 2016
Tormenta.
No hay nada ni nadie que me quite este vacío, las nubes negras van
llorando su amargura, el frio me congela, lo único que envidio es el
vuelo del águila porque vuelan encima de la tormenta.
Cabeza.
En mi cabeza hay una biblioteca, antes estaba desordenada, cuando la ordené salieron las letras ordenadas.
Canto.
El ruiseñor se posó en mi ventana y cantó, me quede embelesada viéndolo y
oyendo su canto, él se sintió orgulloso de su voz, se quedó viéndome y
me dice; ¿qué te pasó? Le respondí que me hubiera gustado que la gente
que me odió y me despreció oyera mi canto con música del cielo.
domingo, 28 de febrero de 2016
Perder.
No me escribas, lo único que quiero es que seas feliz, no me escribas, tranquilo tú sabes que sé perder.
Versos.
Flores, versos, rocío entre las flores, versos en mi alma, quiero ser un árbol para darte sombra y abrazar tu sombra.
Anden.
Cuando este esperando el tren de otoño que me llevara a mi destino, no
quiero que me vean para salir criticando y cuando este en el anden no
velen esos despojos, que yo estaré vestida de eternidad y cuando suba
al tren se oirá una voz que dirá ¡bienvenida Morella!
Patada.
Mi alma de poetisa sabe torear las desdichas, las decepciones más
amargas que alguien haya sentido, pero vida me dolió la patada pero por
la burra que me la dio.
sábado, 27 de febrero de 2016
Desde.
Desde mi balcón miro la luna plateada, evoco aquellos días que nadaba y
la luna me iluminaba, luna dile que vuelva, que lo espero bajo la
palmera
Verte.
Mi alma atrapa las palabras que salen de mi alma atormentada por no
poder verte, solo puedo convertir este dolor en poesía, me invento
primaveras dónde tú eres feliz.
Pared.
Si no me buscas entenderé que la distancia nos separa y la pared que no
deja que nos acerquemos, ¡oh mar! ¡Oh ocaso! Las lumbres del ocaso
prenden las ultimas rosas de mi corazón.
Cambiaste.
Caramba estoy asombrada de ver como cambiaste conmigo, bueno sabía que
tú no me quieres, eso se siente, una cosa te digo; si crees que yo no te
quiero, ella te quiere menos porque ella no te suelta para que no
vuelvas conmigo.
viernes, 26 de febrero de 2016
Atrapada.
Atrapada en mis sueños me quedé dormida, cuando me desperté me cubrió
una telaraña que me paralizó, una angelita cortó la telaraña, me liberó y
abrió la puerta de mi imaginación, ahora nada me toca, nada me hiere.
Pico.
Hoy sentí el peso de la derrota, ¿por qué permití que me cortaran las
alas, que me cerraran el pico? Con mi actitud dejé que pisotearan a mis
rosas y dos claveles, ¡carajo volviera el tiempo atrás! ¡Maldita sea!
Peldaños.
Mis pies corren a tu encuentro, las lagrimas juegan con mis pestañas,
quiero escribir un poema que las letras se enreden en mi dedos, extiendo
mi mano, juego con las aguas del mar, ¡oh mar! Me llevaste a este lugar
hermoso, subí a los peldaños del cielo.
Sra Dolor.
¿Amor,
tú oyes unos gritos? Le pregunta el palomo a su esposa, la esposa le
responde, no, amor estaba dormida, voy a asomarme en la ventana. Amor,
es la vecina que esta llorando, voy a ver que le pasa. La palomita se
pone una bata y corre a la casa de la vecina y toca, misia dolor, la
llama. ¿Qué le pasa? La señora dolor abre, ¡ay! Es que mi amor se murió.
Todas las aves empiezan a llegar preguntando, unos decían ¡qué bueno
era don paloma! Otros, ¡ese bicho era malo! Unas damas
decían, ¡ese desgraciado era un mujeriego! Una paloma entrada en años
le dice a una lechuza ¡ese viejo era un pedófilo! Él andaba con una
niña. Llega a la sala el cadáver del palomo, todas las aves desfilan
ante su urna, la primera le dice, ¡ay qué dolor me da que se haya ido
ese santo! Una palomita que andaba calladita, piensa ¡carajo ahora es
santo! ja, ja, ja. Pasó la noche, en la mañana se lo llevan a enterrar,
misia dolor se despide de todos, les dijo, que se va rehacer su vida
porque ella es vieja y que aquí todos son jóvenes. Todas las aves la
despidieron, alzó el vuelo misia dolor, llego a un bosque vio muchas
palomas reunidas, se acerco a un palomo viejo le dijo, ¡buenos días
señor! Acabo de llegar. El señor le dice ¡bienvenida! Ella le pregunta,
¿por qué tienen las palomas el pelo amarillo? Él le responde, eso es
moda. Ella le responde, ¡qué moda tan fea! Parece un cerro prendido.
Ja,ja, ja se ríen los dos. el palomo le pregunta, ¿se viene a vivir a
este bosque? Misia dolor le responde, no sé ando buscando pareja. El
palomo le dice, aquí es difícil que consiga porque los jóvenes salen
volando a cada momento y los que se quedan están como zombis de oír
tantas pendejadas. Misia dolor le responde, así es la cosa en este pobre
bosque de palomas muertas. En ese momento pasó una bandada de aves, el
palomo las ve con tristeza, misia dolor lo ve y le dice, ¡animo arriba
que aún puede volar.
jueves, 25 de febrero de 2016
Brizna,
Soy la ultima gota de lluvia, el ultimo susurro del viento, la brizna
que vuela dando tumbos, se vive con apariencias que no pasa nada, no
encajo en esta vida.
Jardinera.
Era jardinera en un jardín que me parecía bello porque amaba a un a
clavel, yo lloraba por él porque una flor me despreciaba y muchas veces
no dejaba que lo cuidara, no me importaba porque esa situación me hizo
crecer, hoy se ensañó otra vez conmigo, estoy tratando de sacarme el
clavel de mi corazón, ¡ay ya me duele el corazón! Es que esta sembrado
con buena tierra...
Alondra.
Vuelo a esos países lejanos, de repente volteo, veo que viene una paloma
detrás de mí, freno y la espero, cuando llega a mi lado me dice; ¿Qué
haces por estas tierras tan alejada de tu país? Le respondí; ¡ay dulce
palomita buscándote! Ella se asombra de mi respuesta. No te asombres es
que estaba hablando de ti porque te vi con el buitre y como tú eres el
símbolo de la paz y el buitre es feo, malo. Bueno chica vamos a cambiar
de tema porque aprendí que no debemos hablar de la vida ajena. La
palomita me responde; Chica no seas tonta, vieras cómo hablo de todo el
mundo y me rio mientras pinto el palomar de azul.
miércoles, 24 de febrero de 2016
Dos luceros-
Con el tiempo todo se olvida, tus besos se borraron, las huellas de tus
caricias, se cerraron esos ojos que cuando me veían bajaban los luceros
a iluminar tu mirada.
Cima.
Cuando estés en la cima recuerda a quien te ayuda a sostenerte, la vida
premia la gratitud, en el mundo hay muchas montañas, los Glaciares que
se caen.
Pecado.
Perdida en los silencios, que importa si es para siempre o solo es un momento, quiero que seas mi ultimo pecado
martes, 23 de febrero de 2016
Negativas.
El viento ruge en la playa de mi alma, el mar embravecido eleva olas inmensas de mis emociones negativas, con mis maletas llenas de desengaños le grito al viento, ¡ah que miseria humana! ¡Qué grande eres!
Locura.
Cierro las puertas para que no entre el olvido, pero él se ríe de mi locura y se escurre debajo de la puerta.
Pedacito.
El viento lleva mi nombre por el mundo con mis sentimientos en cada
escrito se va un pedacito de mi alma, porque mi alma lo parió para que
ese sentimiento llegue a ti.
Jilguero.
El jilguero canta en mi jardín con su canto melodioso, el gato que está
en el techo lo mira cómo diciendo, me gustaría que cantara en mi
estomago, el jilguero sigue cantando una prosa dedicada al gato.
domingo, 21 de febrero de 2016
Poetisa.
Loca por darte un beso, mis labios secos sufren la sequía de tus besos, yo nunca me imagine que iba ser poetisa pero un día estaba acostada y de repente una hada me dijo escribe, ese es tu sueño y hay en tu alma muchas letras revoloteando como mariposas que quieren salir, así que escribe.
Ocaso.
Tú mi vida, tú mi luz, huele a invierno y ocaso, huele a olvido, a noche oscura, vivo en dos mundos, en uno voy de error en error y torpezas y en el otro de mi imaginación, soy feliz, nadie se imagina lo qué puedo hacer.
sábado, 20 de febrero de 2016
Sensaciones.
Gotas de sensaciones derramadas en mi ser, no seras nunca para mí, le robé momentos a la vida para besarte.
Scarlet-
Camino
por tu camino de tierra, huyendo de los enemigos que ya están llegando
al pueblo, lo gente corre despavorida, a lo lejos se oyen los disparos,
los perros ladran, los niños lloran, seguí caminando todo el día, llegó
la noche tibia, la luna llena ilumina todo, llegué a la vera de un río,
me senté bajo un árbol a esperar que amaneciera para seguir caminando,
me dormité, me desperté, lloré pensando de las cosa de la vida, los
jóvenes luchan por los ideales de otros, me venció el sueño, me
despertaron los gallos cantando, me quedé recostada esperé que aclarara,
porque tenia miedo de cruzar el río, de repente oigo el ladrido de un
perro, me levanté y caminé hacia donde oí el canto de los gallos y el
ladrido del perro, porque pensé; «ese perro puede andar acompañado.»
Caminé sigilosamente, llegué a un patio, hay muchas gallinas y gallos, una casita pequeña, me asomé en la ventana, vi que adentro no hay nadie, le dio la vuelta hacia la entrada, la puerta estaba abierta, entré, me asomé en una ventana que da hacia el río, vi que en la orilla del río está un señor mayor, un caballo negro y el perro que oír ladrar, pensé; «me voy a cercar» se ve cansado y estremecido por el llanto.
Salí de la casa, no pasé por el patio para que no se alboroten las aves, caminé un trecho, en silencio llegué al árbol, el perro está echado al lado del señor que ahora esta sentado, me moví y las hojas secas hicieron ruido, el perro ladró, salí detrás del árbol, el señor manda a callar al perro, me acerqué, me senté al lado de él, lo dejé tranquilo que llorara, al rato le dije;
—¡Vamos a seguir! De aquel camino vienen mucha gente caminando, vamos a unirnos a ellos. —El señor se levantó.
Yo lo seguí se montó en el caballo y yo detrás, no nos unimos a ellos porque por este camino hay arboles frutales, el señor llevaba en un morral manzanas, íbamos en silencio pensando en lo que dejamos.
En la tarde llegamos a un caserío de calles empolvadas, con casas abandonadas, el señor me dijo;
—La gente de este caserío se fueron a buscar un mejor porvenir porque tiene tiempo abandonado.
Le respondí;
—Me voy a bajar a caminar un raro. —El señor también se bajó del caballo.
Me asomé por la ventana de una de las casas, el techo estaba caído, el señor me dijo;
—¡Hija ven! Que se nos hace tarde. —Corrí hacia él y seguimos.
La tarde le iba dándole paso a la noche, llegamos a un río, tenía mucho calor, me desvestí, me metí en el río, un árbol con forma de sombrilla cubría parte del río, los cantos de las aves variados me alegraron, después de tanto silencio y me olvidé porqué estoy aquí, nadé una rato, salí del río, me vestí, de repente grité —¡Ay, ay! —Y me zumbé al río.
El señor corrió a la orilla del río.
—¡Hija! ¿Qué te pasó? —Le respondí.
—Me picaron las hormigas. —Y las sacudía, las tenías por todas partes, me salí.
Al rato el señor me dio una chaqueta que llevaba y me dijo;
—Pon a secar esa ropa. —Me calcé la chaqueta y colgué la ropa de una rama del árbol, nos sentamos, le pregunté por su familia, me dijo; que vive solo, que tiene un hijo que está en el ejercito y que cuando vio que la situación estaba poniéndose mala, salió sin nada de su casa, me horroriza una guerra ver a la gente convertida en demonios.
Le respondí que pensaba lo mismo. Me preguntó porque no corrí por dónde corrió la gente, le respondí;
—Ah no sé a lo mejor el destino me guió para encontrarme con usted. —Me respondió;
—Debe ser, yo conozco este camino, vamos a llegar a nuestro destino antes que esa gente que va allá. —Me dijo
—Hija duerme un rato yo estoy pendiente de ti. —Se levantó del suelo y dio unos pasos y volvió a sentarse, enseguida me quedé dormida, soñé que estaba acostada en una cama con unas sabanas lindas perfumadas y que de repente me tocan un brazo, abro los ojos y es un soldado y comencé a gritar, era el señor que me llamó, después de mi susto nos reímos, todavía estaba oscuro cuando decidimos seguir, al señor le dije;
—Tengo sueño. —Me respondió;
—Ahora duermes un rato, vamos a seguir antes de que el sol caliente, no se cuanto caminamos, hasta que el sol no lo aguanté, me senté bajo un árbol inmenso, el señor siguió al río con el caballo, me dormí como una hora, cuando desperté el señor me dijo;
—Vamos a seguir está llegando una brisa fría, debe ser que llueve cerca. —Y seguimos, estaba cansada, el señor me decía; —Animo ya vamos a llegar. —Llegó la noche, nos sentamos, me dijo;
—En la mañana llegamos a la libertad, no seguiremos escondiéndonos.
Le dije;
—Me pregunto que serán de mi madre y mi hermana. —El me respondió.
—Tranquila ellas están bien, tú las vas a encontrar. —Solo me sonríe y me dijo;
—Ten fe, está situación va a pasar pronto y vamos a regresar.
—Yo no creo que pase pronto. —respondí.
—Al llegar busco la manera de saber de tu familia —respondió.
Pensé « viviré con esa ilusión de verlas de nuevo.
Hablamos de otras cosas, me acosté, veía las estrellas, de repente me cayó algo encima, era una hoja seca del árbol, me volteé y me dormí, el señor me llamó me dijo;
—Recoge tus frutas. —Y me levante, lo seguí, me monté en el caballo, al rato me bajé y él se montó en el caballo, al rato nos montamos los dos y me dijo;
—Ya llegamos, mira esas casas pintadas de colores alegres.
—De mostaza y verde, las calles adoquines me recuerda mi calle —respondí.
Pensé que la calle no tenia fin, al cruza en una esquina estaba la casa con una puerta enorme, nos bajamos del caballo, tocamos la puerta, nos abrió un señor delgado que cuando vio al señor corrió y lo abrazó, nos mandó a pasar y dijo;
—Leonor, mira quien está aquí. —La señora elegante le dice;—T tanto tiempo sin verte, te extrañe tanto, ¡vamos para que se pongan cómodos! ¿Y esta chica tan linda ? —preguntó.
—Una angelita bajó del cielo para acompañarme en mi viaje —respondió y todo se rieron.
—El señor que nos abrió la puerta le dijo;
—Qué afortunado que eres amigo.
Pasó un mes, tengo mucho trabajo porque soy costurera, tejo y con eso me gano la vida.
Una noche oí una conversación, me quedé fría, me levanté temprano, salí, caminé dos cuadras, vi un autobús y me monté, le pregunté al señor que está a mi lado, ¿qué para dónde iba? Me respondió; para la capital, me dio la mano y me dijo;
—Mi nombre es Jacinto, ¿para dónde va usted? —Le respondí;
—A la capital y pensé; «a olvidar lejos» Oí la voz de Jacinto que me decía ¿Le esperan en la capital?
—no nadie —respondí.
Se recostó creí que se durmió, en la madrugada me dijo;
—Ya vamos llegando. —Miré por la ventanilla, pensé «las calles están solas.»
Llegamos al terminal, el señor Jacinto me dio la dirección de su hermana que alquila habitaciones, nos despedimos y yo entré en un hotel y pasé la noche allí, me levanté temprano y me dirigí al lugar que me indico Jacinto, no estaba lejos, la calle con arboles, las casas eran todas iguales con unos jardines hermosos, en una de las casas una señora riega las plantas, le pregunté por doña Cleotilde, me respondió que vivía al lado, abrí la reja, toqué la puerta, la abrió una señora bajita, amable me mandó a pasar, me enseñó la casa, me dio la mejor habitación porque me recomendó su hermano, acostada mirando el techo mi mente vuelve a aquel día que llegué aquí, ya han pasado cinco años que llegué sin nada, ahora con mi costura y mis tejidos soy famosa, oigo que tocan en la ventana, la abro, es la señora Cleotilde, me dice; —Scarlet ya puedes ir a tu país.
—¿Quéé? —respondí.
—Sí me lo acaba de decir jacinto —respondió.
—Tengo que regresar —dije.
Empece a guardar mis cosas y en la noche salí para mi país, me acompañaron a la estación del tren Cleotilde y jacinto, me daban animo porque estaba nerviosa, llegó el tren y me alejé, me parecía que nunca llegaría, vi el amanecer, calles conocidas, me palpitaba el corazón.
El tren se paró, me quedé sentada, al fin me armé de valor y me bajé con pasos firmes y caminé sin ver las ruinas que dejaron a su paso, casas saqueadas, dejé de pensar, llegué a mi calle, mi casa, me puse a llorar, parece un pueblo fantasma, entré en la casa, todo se lo llevaron, hasta mis recuerdos, caminé, busqué para arreglar las puertas.
A los días la casa estaba presentable. Una semana después que llegué oigo una voz conocida que me llamaba «
Scarlet» Me quedé paralizada,
volteo y es el señor, corrí hacia él, me abrazó y me dijo;
—Aquí cerca de mi corazón tengo tu nota de despedida como una espina clavada en él, ¿por qué huiste? —Me preguntó.
—Porque oí que la hermana de la señora Leonor dijo que se iban a casar —respondí.
—¿No sé por qué habló eso? —Me interrumpió.
—Yo sé porque lo dijo, aquel día que llegamos y te pusiste esa camisa negra, te veías tan elegante, me di cuenta que te amo y no me imaginé que estaba celosa —Le dije.
Nos sentamos en el sofá, me arrodillé, él enredó sus brazos en mi cintura, mis manos recorrían su pecho, de repente sentí que sus manos se resbalaron, oigo;
—¡Scarlet parate! —Levanté la mirada.
—¿Jacinto tú también estás muerto? —dije.
Caminé sigilosamente, llegué a un patio, hay muchas gallinas y gallos, una casita pequeña, me asomé en la ventana, vi que adentro no hay nadie, le dio la vuelta hacia la entrada, la puerta estaba abierta, entré, me asomé en una ventana que da hacia el río, vi que en la orilla del río está un señor mayor, un caballo negro y el perro que oír ladrar, pensé; «me voy a cercar» se ve cansado y estremecido por el llanto.
Salí de la casa, no pasé por el patio para que no se alboroten las aves, caminé un trecho, en silencio llegué al árbol, el perro está echado al lado del señor que ahora esta sentado, me moví y las hojas secas hicieron ruido, el perro ladró, salí detrás del árbol, el señor manda a callar al perro, me acerqué, me senté al lado de él, lo dejé tranquilo que llorara, al rato le dije;
—¡Vamos a seguir! De aquel camino vienen mucha gente caminando, vamos a unirnos a ellos. —El señor se levantó.
Yo lo seguí se montó en el caballo y yo detrás, no nos unimos a ellos porque por este camino hay arboles frutales, el señor llevaba en un morral manzanas, íbamos en silencio pensando en lo que dejamos.
En la tarde llegamos a un caserío de calles empolvadas, con casas abandonadas, el señor me dijo;
—La gente de este caserío se fueron a buscar un mejor porvenir porque tiene tiempo abandonado.
Le respondí;
—Me voy a bajar a caminar un raro. —El señor también se bajó del caballo.
Me asomé por la ventana de una de las casas, el techo estaba caído, el señor me dijo;
—¡Hija ven! Que se nos hace tarde. —Corrí hacia él y seguimos.
La tarde le iba dándole paso a la noche, llegamos a un río, tenía mucho calor, me desvestí, me metí en el río, un árbol con forma de sombrilla cubría parte del río, los cantos de las aves variados me alegraron, después de tanto silencio y me olvidé porqué estoy aquí, nadé una rato, salí del río, me vestí, de repente grité —¡Ay, ay! —Y me zumbé al río.
El señor corrió a la orilla del río.
—¡Hija! ¿Qué te pasó? —Le respondí.
—Me picaron las hormigas. —Y las sacudía, las tenías por todas partes, me salí.
Al rato el señor me dio una chaqueta que llevaba y me dijo;
—Pon a secar esa ropa. —Me calcé la chaqueta y colgué la ropa de una rama del árbol, nos sentamos, le pregunté por su familia, me dijo; que vive solo, que tiene un hijo que está en el ejercito y que cuando vio que la situación estaba poniéndose mala, salió sin nada de su casa, me horroriza una guerra ver a la gente convertida en demonios.
Le respondí que pensaba lo mismo. Me preguntó porque no corrí por dónde corrió la gente, le respondí;
—Ah no sé a lo mejor el destino me guió para encontrarme con usted. —Me respondió;
—Debe ser, yo conozco este camino, vamos a llegar a nuestro destino antes que esa gente que va allá. —Me dijo
—Hija duerme un rato yo estoy pendiente de ti. —Se levantó del suelo y dio unos pasos y volvió a sentarse, enseguida me quedé dormida, soñé que estaba acostada en una cama con unas sabanas lindas perfumadas y que de repente me tocan un brazo, abro los ojos y es un soldado y comencé a gritar, era el señor que me llamó, después de mi susto nos reímos, todavía estaba oscuro cuando decidimos seguir, al señor le dije;
—Tengo sueño. —Me respondió;
—Ahora duermes un rato, vamos a seguir antes de que el sol caliente, no se cuanto caminamos, hasta que el sol no lo aguanté, me senté bajo un árbol inmenso, el señor siguió al río con el caballo, me dormí como una hora, cuando desperté el señor me dijo;
—Vamos a seguir está llegando una brisa fría, debe ser que llueve cerca. —Y seguimos, estaba cansada, el señor me decía; —Animo ya vamos a llegar. —Llegó la noche, nos sentamos, me dijo;
—En la mañana llegamos a la libertad, no seguiremos escondiéndonos.
Le dije;
—Me pregunto que serán de mi madre y mi hermana. —El me respondió.
—Tranquila ellas están bien, tú las vas a encontrar. —Solo me sonríe y me dijo;
—Ten fe, está situación va a pasar pronto y vamos a regresar.
—Yo no creo que pase pronto. —respondí.
—Al llegar busco la manera de saber de tu familia —respondió.
Pensé « viviré con esa ilusión de verlas de nuevo.
Hablamos de otras cosas, me acosté, veía las estrellas, de repente me cayó algo encima, era una hoja seca del árbol, me volteé y me dormí, el señor me llamó me dijo;
—Recoge tus frutas. —Y me levante, lo seguí, me monté en el caballo, al rato me bajé y él se montó en el caballo, al rato nos montamos los dos y me dijo;
—Ya llegamos, mira esas casas pintadas de colores alegres.
—De mostaza y verde, las calles adoquines me recuerda mi calle —respondí.
Pensé que la calle no tenia fin, al cruza en una esquina estaba la casa con una puerta enorme, nos bajamos del caballo, tocamos la puerta, nos abrió un señor delgado que cuando vio al señor corrió y lo abrazó, nos mandó a pasar y dijo;
—Leonor, mira quien está aquí. —La señora elegante le dice;—T tanto tiempo sin verte, te extrañe tanto, ¡vamos para que se pongan cómodos! ¿Y esta chica tan linda ? —preguntó.
—Una angelita bajó del cielo para acompañarme en mi viaje —respondió y todo se rieron.
—El señor que nos abrió la puerta le dijo;
—Qué afortunado que eres amigo.
Pasó un mes, tengo mucho trabajo porque soy costurera, tejo y con eso me gano la vida.
Una noche oí una conversación, me quedé fría, me levanté temprano, salí, caminé dos cuadras, vi un autobús y me monté, le pregunté al señor que está a mi lado, ¿qué para dónde iba? Me respondió; para la capital, me dio la mano y me dijo;
—Mi nombre es Jacinto, ¿para dónde va usted? —Le respondí;
—A la capital y pensé; «a olvidar lejos» Oí la voz de Jacinto que me decía ¿Le esperan en la capital?
—no nadie —respondí.
Se recostó creí que se durmió, en la madrugada me dijo;
—Ya vamos llegando. —Miré por la ventanilla, pensé «las calles están solas.»
Llegamos al terminal, el señor Jacinto me dio la dirección de su hermana que alquila habitaciones, nos despedimos y yo entré en un hotel y pasé la noche allí, me levanté temprano y me dirigí al lugar que me indico Jacinto, no estaba lejos, la calle con arboles, las casas eran todas iguales con unos jardines hermosos, en una de las casas una señora riega las plantas, le pregunté por doña Cleotilde, me respondió que vivía al lado, abrí la reja, toqué la puerta, la abrió una señora bajita, amable me mandó a pasar, me enseñó la casa, me dio la mejor habitación porque me recomendó su hermano, acostada mirando el techo mi mente vuelve a aquel día que llegué aquí, ya han pasado cinco años que llegué sin nada, ahora con mi costura y mis tejidos soy famosa, oigo que tocan en la ventana, la abro, es la señora Cleotilde, me dice; —Scarlet ya puedes ir a tu país.
—¿Quéé? —respondí.
—Sí me lo acaba de decir jacinto —respondió.
—Tengo que regresar —dije.
Empece a guardar mis cosas y en la noche salí para mi país, me acompañaron a la estación del tren Cleotilde y jacinto, me daban animo porque estaba nerviosa, llegó el tren y me alejé, me parecía que nunca llegaría, vi el amanecer, calles conocidas, me palpitaba el corazón.
El tren se paró, me quedé sentada, al fin me armé de valor y me bajé con pasos firmes y caminé sin ver las ruinas que dejaron a su paso, casas saqueadas, dejé de pensar, llegué a mi calle, mi casa, me puse a llorar, parece un pueblo fantasma, entré en la casa, todo se lo llevaron, hasta mis recuerdos, caminé, busqué para arreglar las puertas.
A los días la casa estaba presentable. Una semana después que llegué oigo una voz conocida que me llamaba «
—Aquí cerca de mi corazón tengo tu nota de despedida como una espina clavada en él, ¿por qué huiste? —Me preguntó.
—Porque oí que la hermana de la señora Leonor dijo que se iban a casar —respondí.
—¿No sé por qué habló eso? —Me interrumpió.
—Yo sé porque lo dijo, aquel día que llegamos y te pusiste esa camisa negra, te veías tan elegante, me di cuenta que te amo y no me imaginé que estaba celosa —Le dije.
Nos sentamos en el sofá, me arrodillé, él enredó sus brazos en mi cintura, mis manos recorrían su pecho, de repente sentí que sus manos se resbalaron, oigo;
—¡Scarlet parate! —Levanté la mirada.
—¿Jacinto tú también estás muerto? —dije.
viernes, 19 de febrero de 2016
Desgracia.
Tu nombre escrito en el silencio, nombre que jamás podré pronunciar porque eres mi amor y mi desgracia, mi cielo y mi infierno.
Fui.
Mi niña baila un vals con su tutú, sus zapatillas, le miro extasiada,
qué linda mi niña, su traje, sus zapatillas le quedan preciosas, con su
cabellera abundante, ¡ay soy esa que baila! La niña que nunca fui.
Coqueta.
La luna coqueta se escondió entre las nubes, soy ave peregrina que llevo
las palabras en mi pico esparciendo las letras por el mundo, cansada de
volar me acurruque en este nido abandonado.
Cristal.
Mi corazón no se me endureció, las gotas de lluvia tiemblan en el
cristal de mi ventana, como dos gotas de aguas somos los dos, una gota
se secó y yo sigo esquivando el sol para no secarme.
jueves, 18 de febrero de 2016
Rutina.
El tiempo todo lo convierte en rutina, los besos mas divinos pierden su
sabor, las caricias ya no emocionan, alzo mis alas en un aleteo sin
pausa hasta llegar hasta aquel lucero que ilumina mis noches de deseos.
Duelen,
Duelen los silencios, duele el olvido, mi alma esta herida, me pides perdón, de mí no esperes ni perdón ni olvido.
Carnivora.
¿No escuchas el grito de mi alma? Que te dice, ¡ven! Extraño esos
brazos que se me enredaban en mi cintura como planta carnivora para
atraparme en tus redes.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Eterna.
El amor se convirtió en rutina, las rosas de los abriles se van
marchitando y regando los pétalos hasta el túnel donde se escapa la
vida, soy poesía, soy viento, soy eterna.
Libro
La vida me dio un libro para que escribiera mi vida, escribí en una
lengua desconocida porque nunca creí que lo necesitaba, ahora trato de
descifrar lo que dice, creo que es pendeja, no te diste cuenta que
viviste como las moscas.
Danza.
Muero lentamente en esta danza eterna, sé que la noche no vence al dia, a
punto de desfallecer me llevo las manos al pecho y ¡ah milagro! El
corazón me lo devolviste entero, las grietas ya no están, sabía que te
remordía la conciencia ver lo que hiciste con mi corazón.
Borracho.
Los dos perdimos, qué deje las cosas como están yo no jugué contigo, tú sabias que amo a otro, dices que me quieres ja, ja, ja, así como el borracho ama a la botella así me amas.
martes, 16 de febrero de 2016
Mio.
Cómo llamarte, cómo buscarte, si estás tan lejos, no sé el camino, ¡ah! Para qué buscarte si no eras mío
Mosca.
Tú eres mi rival pero yo te perdono, nadie le roba nada a nadie, nada nos pertenece, ademas a esa mosca ya no lo quiero.
Como.
Eres como las olas, me salpicas y te vas como el colibrí que anda de flor en flor y no se queda con ninguna.
Oasis
Mis mariposas se despertaron, dame el fuego de tu cuerpo, toda una vida esperando un te quiero, necesito tu oasis.
lunes, 15 de febrero de 2016
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