Este fuego que me quema. Tu nunca podras calmarlo,porque no caere en tus brazos. ¡ Lo juro!

Mis manos vacías de caricias, solo escriben para llenarlas de calor, van a lugares abruptos, el viento va cantando mis escritos, en mis pensamientos me pierdo.

Tengo la pagina en blanco, mi mente está igual, mis ojos fijos en la lejanía no miran nada, mis oídos no oyen nada solo silencio, soledad,¿ vienes a ver las ruinas de mi alma? Sé que estás allí, te palpo con mis dedos, ¡vete se te hace tarde! Y para qué hablar, ya no quiero saber nada.

Busqué tus huellas, caminé, me cubrió la neblina, en el medio de ella creí ver tu silueta, me quedé parada, lloré, pensé, solo fue una ilusión.

Tengo un sueño sé que es imposible, sé que en el corazón no se manda, en silencio oigo las voces del universo delicadas, aprecio el valor de un minuto, deseo tu amor.

¿Recuerdas aquella tarde lluviosa? Corríamos por esa sabana recogiste unas hojas y cubriste mi cabellera, nos sentamos bajo un árbol inmenso, veíamos pasar el tiempo lento, cuando estábamos juntos nos sentíamos como que estábamos en otro mundo, llegó la noche y las estrellas bajaron.

Esperanza ¿por qué no vienes cuando te llamo? ¿Por qué no me consuelas en mis penas, en mi soledad? Esperanza me cerraste la puerta, te toque tantas veces que me senté a esperar que abrieras, pero me fui.

Torturándome como un mar agitado ya no vuelva, usted me olvido y yo no se perdonar, yo soy una mariposa feliz, tejí sueños en mi mente hasta que me llegó el olvido.

Quisiera tener las respuestas a tantas preguntas que me hago, que solo revolotean como mariposas que se entrelazan a corta edad, sabía que tenía que renunciar a todo, ¿de dónde saque el coraje? Para dejar todo sin derramar ni una lágrima, sobre las olas cabalgo, mientra se muere la noche y el mar habla de los ocasos de las auroras.

¿Quién toca esa música en el piano? Quiero correr al salón a ver quién toca el piano, pero me quedo, no quiero salir de mi ensueño, me siento a oír la música. ¡Ay solo hay silencio! Estaba la música en mi recuerdo de alguien que me olvido y vive aún en mi corazón.

Planté el árbol de mi amor, creció frondoso, las hojas abonaban con amor, pero un día vi que la gente cortaba el árbol, desde ese día dejé que se secara, ahora planté el del olvido, pero sin los frutos.

El mar esta agitado, las gaviotas encima de las olas van llevando desde el fondo del mar las frases, me las está enviando lentamente para que no rocen con mi melancolía, para que vuelen livianitas y con buena vibración y que lleven alegría.

Cuando me vaya mi mortaja, serán tus caricias grabadas en mi cuerpo, mis labios rojos porque aún viven tus besos, mis manos tibias porque aún están en ellas tu calor, mi cuerpo caliente por el calor que me diste y mi corazón seguirá latiendo por ti y mi boca te dirá ¡te sigo amando!

Quiero confesarme ante este cielo azul que conoce mi corazón, que no tengo nada que esconderle, porque sabe todos los rincones más recónditos de él, soy para él como un lienzo en blanco, él me enseñó a no juzgar, a caminar en los zapatos de otros, a no reírme de los demás por algún defecto, porque donde compro, hay también para comprar.

Brotan de mi corazón palabras de gratitud para la belleza de la naturaleza, las olas vestidas de blanco y reflejos verdes, aún lo amo, aunque este ausente, aún me hace palpitar mi corazón, para mi la ausencia no es olvido

Las noches que pasé contigo fueron las más felices, te extraño en estas noches solitarias, extraño tus besos, caricias, ¿te recuerdas también de nuestros sueños de aquellas tardes? ¡Ay recuerdo tus besos! Aún los siento y me vuelvo a estremecer.

En el manantial de donde mis manos sacan las frases, es un lugar hermoso, cuando escribo me siento como una estrella de cristal, siento que vibro de emoción, un pintor pinta el mar, yo escribo poemas donde él me mira, yo lo miro, ambos nos reímos.

Estoy en el puente de la brisa perpetua, como en un trance, mirándome en unos ojos que tenía tiempo que mis ojos no se reflejaban en ellos y oyendo esa voz que me dijo tantas palabras de amor, ¿cómo me encontraste? Ah ya entiendo, déjame mirarte, sé que tienes que irte, ya viene el tren.

¡Calla! No me cuentes de tu pasado, ahora te idolatro, olvida el pasado, ámame, que yo te defenderé como una leona a sus cachorros.

Hui de mi destino, caminé, corrí y un día lo encontré frente a frente y no pude escarpar de él y le dije ¡carajo me encontraste! Aquí estoy, estoy vencida en este destino gris.

 Eres solo un pensamiento que lo puedo dejar ir, la tortuga camina lento, pero llega lejos, llega el otoño y el árbol sigue en pie, está el cielo nublado, pero el sol está arriba y yo feliz viendo pasar el tiempo.

Los colores del cielo, del arcoiris, de los arboles, del mar, el negro de tus ojos como una noche sin luna, pero con dos luceros brillantes, tu boca una rosa roja, tu cuello como el de un cisne, tu cabellera abundante con bucles suaves. ¡Ah mi amante me va diciendo eso! Soy su Venus.

Llevo los grilletes de tu olvido, todo efímero solo quedan los recuerdos, contando las estrellas pero me falta una la mía, por eso es que mi camino es oscuro, la luna parece de plata le pregunto ¿dónde está mi estrella? Pero ella me respondió; yo sola alumbro tu camino, luna él no era para mí, la vida me quitó sus besos.

No me sorprende que digas que no me conoces, porque yo sabia que tu odio estaba encubándose aquí en tu alma, nada me asombra de la vida, recuerda que pienso que este es el infierno de otro mundo, así que no te des mala vida que yo no me la doy.

Camino sobre la tibia arena, me senté a verte, ausente dejando salir un te amo, las olas me mojan, mar te escucho, que sola estoy, mar mis heridas están abiertas, mis pensamientos como las olas vienen y van, mar ¡ay mar, que dolor!

Si pudiera expulsar la tristeza que me embarga, si pudiera ser lienzo blanco de nuevo, aprendería a pintar flores que no se se marchiten, pintaría nuestros rostros en el cielo para que todos los vieran, como amantes eternos.

En mi mente habita la fantasía donde dibujo la pasión, mi imaginación que desborda mis sentidos, quiero escribirte, que sientas mis manos recorriendo por todo tu cuerpo. Bésame para que los ríos se desborden lujuriosos, como una muñeca de loza me quedé parada al ver tu desdén.

Mis poemas sin dueño, vuelan por el universo como palomas mensajeras con mi nombre escrito en sus patas y yo las espero sentada y una lágrima corre por mi rostro y me acompaña con mi condena y mi locura.

Algún día nos volveremos a encontrar con disfraces diferentes, pero nuestras miradas serán las mismas, tu mirada llena de pasión y la mía llena de deseo y otra primavera cantara a nuestros pasos, las personas que pasen nos verán y dirán; que bien se ven, como decían en el pasado y tu alma extasiada me mirara y yo coqueta te haré un guiño.

Ahora vuelve tu recuerdo a atormentarme, estoy mirando tus fotos, la calle donde nos conocimos, tus besos bajo la luna, tu partida sabes, no me dolió, ahora es que me duele, mi mar expulsó mi amor por ti ¡ay! Ahora quiero tus besos, bajo la luna.

Soy esa que te espera, como una burbuja de silencio que cualquier brisa lastima, ahora que ya no me quieres me iré lejos, pero ¿dónde me iré? Donde no te piense, donde no te desee, ¿dónde me voy? Donde con este volcán que nunca duerme, que a mi boca no le provoque morder tu boca y besarte con besos nuevos.

Mis ojos cautivados en el caer de las hojas, el viento juega con ellas, me rozan, se me levanta la falda, corren libres los ríos de mi alma para que salgan mis sentimientos, siguen cayendo las hojas, siguen las aguas corriendo río abajo, sigue el viento jugando con las hojas y mi falda.

Nunca me veras rendida, porque siempre que me siento desfallecer, enarbolo mi espada de la fe, vuelo como ave y el viento se lleva mis penas y desde arriba miro a las hienas con sus risas histéricas, pero ya no les temo.

En las noches solitarias, tu sombra se dibuja junto a la mía, tus brazos, una vereda imaginaria donde caminan tus manos en todos los rincones, sé que paisajes miras cuando me miras, tu voz me dice; cuando estoy contigo me olvido de todo, lo que pienso es amarte.

Mis ojos y mi corazón te dicen, ¡te amo! Siento como un cosquilleo que sale de mi corazón hasta el tuyo, cuando tu me ves con tus ojos henchidos de pasión, me siento cerca de un volcán, las sabanas en el suelo como escachas y en las flores.

La lluvia fina que no me empapa, el arcoiris con sus colores pasteles, las aves de colores variados vuelan, las palomas son más atrevidas se me acercan, cuando creo que me van a chocar se esquivan, el río de nuestro amor desvió su cauce y quedamos uno lejos del otro y yo llorando tu ausencia.

Cuantas tormentas en mi vida que me dejaron en la calle, cuantos ventanales que me dejaron desnuda en la calle, cuantas traiciones, cuantas decepciones, pero aquí estoy brindando con Champagne por la vida y la traición, ¡dame otra copa!