Las sombras tocan la puerta con sus voces de aquel que nunca volverá
y ya no siento ninguna ilusión, angustia de sentirme abandonada,
las lágrimas trenzadas se niegan a salir, fantasmas que me empujan a llorar porque me llevan a la recordación, a lo lejos se oyen los ladridos de un perro, no quiero que muera la noche, me asusta con su olor a muerte, el árbol triste herido cayó, las hojas secas se las lleva el viento, yo escribo sin enconrtrar asilo en mi quebranto para decirte reprimiendo mi llanto, solo ¡adios!
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