Yo quería conocer a la madre de Judas para ver qué decía de la mujer que amaba su hijo, no me atreví a buscarla, ella me buscó a mí esa noche, soñé que toco en la puerta, abrí, yo sabía quién era ella, me dijo vengo a decirte que mi hijo está hospitalizado, yo quise acercarme a la luz que despedía, no pude, con los ojos cerrados le dije, ¿y el basilisco? Ella se fue yo me quedé triste, no podía
cumplir su deseo, al día siguiente sabía los números ganadores de los juegos de azar, al tiempo empezamos como amantes los dos,
una noche le pregunto si había estado enfermo, me respondió que sí, le respondí, alguien fue a avisarme a mi casa, él me respondió, qué raro nadie sabía eso, al día siguiente estaba en la cocina tomando café, pensé,
ay señora que cobarde soy, no pude cumplir su deseo
perdóneme y pensé en prenderle una vela, en ese momento tocaron a la puerta, el que abrió la puerta regresó a mí con una vela en la mano, le pregunto ¿y esa vela? me respondió, me la dio un niño que tocó.

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