Alzo mis alas en un aleteo sin pausa hasta llegar hasta aquel lucero que ilumina mis noches de deseos,
los gajos de claveles se marchitaron, enséñame a pintarlos, viento peligroso,
aunque tu alma llore y tu corazón se entristezca jamás volveré, enséñame a pintar para pintar mis penas sobre las sombras de la noche.

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