Bajo la tormenta mientras arreciaba las hojas de mis sentimientos caían sobre mí, me preguntaba por qué atraje esta tormenta sobre mí, por qué me llené de mierda, por qué no oí las vientos huracanados que venían a mí, por qué salí de la tormenta de la mano de un ser invisible que con mensajes me consoló en esos momentos, el primer mensaje fue, No temas, porque Yo estoy contigo; No te desalientes, porque Yo soy tu Dios.Isaías, 41. Así siguieron llegando todos los días los mensajes, un día le pregunté a el mensajero, por qué me mandas los mensajes, me respondió, no soy,
comprendí que alguien nos consuela cuando no seguimos a líderes con patas de barro.

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