Ayer te vi pasar con mi rival, qué horrible pesadilla saber que no me quieres, es un dique entre los dos, grité por qué por qué y alcé mis puños rotos, en mi pecho ha quedado mi dicha como marchitas rosas. Y aunque me niegues sé que has sufrido, yo sé que has vivido miles de horas angustiosas, la vida no perdona jamás
y yo vuelo libre como la mariposa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario