Aquel seis de noviembre quise torcer mi destino al levantarme, me dijo la que me acompañaba, mañana nos vamos para la capital, en la noche anterior se había mudado mi enemigo al lado de mi casa, pensé que bueno no quiero verlo, yo estaba pendiente de mi amante, la hermana se había mudado. Carajo, la vida va poniendo todo en su lugar, en la noche me asome a la puerta y se me acerco una mujer como de mi edad, me dijo en el jardín de esa casa está un señor fumando y te está llamando, le dije, gracias, no lo había visto, cruce la calle, pensé es nuestra despedida de lo sexual, pero no de nuestras almas.El día siguente me fui, pasaron los días, volví un dos de enero ya había cumplido dieciocho años, en la noche se acercaron todos los hombres que vivían en esa casa, el último que llegó fue mi enemigo, felicitandome por el año nuevo, seguimos hablando, una noche me dijo vamos a casarnos, en marzo nos casamos, una tarde me calce una falda negra un sueter verde, unas sandalias verdes, mi cabellera suelta con rizos suaves, fui a comprarme un reloj, cuando salí de la joyeria me quedé parada, lo que me faltaba era la carroza tirada por ratones y hadas volando con sus varitas a mi lado todos los hombres me veían frente a mi estaba un autobús, el conductor me miraba y atrás estaba mi amante viendo el espectáculo, cuando se me pasó el asombro me acerqué a él, lo primero que hizo fue recordame mi profecía, le respondí vigila esta noche y verás quién soy, acuérdate de mí.

No hay comentarios:
Publicar un comentario