Hay unas manos que sostienen las mías, somos destellos en la inmensa oscuridad del tiempo, te amo, así como el agua que me miro, dicen por aquí, pobre golondrina
que estoy ciega de amor,
pero no quiero saber quién es tu dueña,
siento temor de no verte más, destejiendo mis penas antes de la noche.

No hay comentarios:
Publicar un comentario