El viento henchido de espacio nos roe el rostro y la noche pasa volando con tacones altos, cuando me vaya no pronuncies mi nombre, tu voz sería el faro buscado por mi niebla,
la oscuridad aumenta, en cambio el enemigo más fuerte que antes, la verdad no quiere dioses junto a mí
con patas de barro, cuando siento la necesidad de religión salgo a ver las estrellas, respiro y me conecto con el infinito, desde el misterio que envuelve mi destino.

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