Ayer se cumplieron diez años de no ver tu cara, de no mirar tus ojos, de no besar tu boca, esa tarde me clavaste el puñal de la traición, esa era una deuda que tenía que cobrar como se cobran las deudas del amor,
lloraste por no poder decirme que me amabas, creíste que podías dejarme abandonada y el abandonado fuiste tú y en tu agonía me llamabas y yo comprendí que no era por ti que lloraba en mis sueños, todo se paga en esta vida.

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