Llegó a mi jardín un turpial viejo cantando su cruel desilusión, cansado de volar temblando, se acurrucó en el alero, las margaritas abren sus bocas para que las bese el sol y sol tímido sale y se esconde entre las nubes, las aves bulliciosas vuelan por toda la colina y yo me cobijo para verlas, la sombra doliente del ayer.

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