domingo, 21 de octubre de 2018

Hacienda



Si me diste tu olvido no me tengas piedad, siempre esperé a que saltara un enemigo como una serpiente, pero jamás me imagine que eras tú, en uno de mis sueños detrás de mí vi como una silueta que no sé si fue la voz de mi alma, que me dijo que era mi hijo que tenía catorce años y que estaba muy bravo conmigo, porque por mi culpa había perdido todo, de quién sería ese hijo, lo que pude ver fue al que me saco de la hacienda y al abogado, no le vi al cara al hombre que estaba en la esquima y corrimos a la caballerizas.

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