Yo soy una roca enfrente del mar de la vida, tú fuiste el mayor tsunami que me azotó, pero en mi corazón no hay rencor, las aves carroñeras que se posan en mí no me mancharon, nunca el triunfo de otro me trajo una pena, ni sentí amargura por la dicha ajena y hoy ante el espejo cruel de la vida me siento en paz, mi mirada fija donde se unen el mar y el cielo, pero nunca se une como tú y yo.

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