Un día martes salí a visitar a mi madre cuando me iba a abrir la puerta vi que estaba brava, me regresé, cuando llegué a la casa el basilisco también alborotado, yo al ver la escena me desesperé, estaba como poseída, el después trató de calmarme y otro, no podían conmigo hasta que vi un frasco de pastillas para dormir, la agarré y me las tomé, el martes siguiente me desperté cuando oi la voz de mi amante, que me dijo, por esto es que estaba tan pendiente de ti, la vecina me dijo, que él estaba tocando y me llamaba, que pasó más de una hora, qué se dio cuanta que la reja no tenía el candado y entró en una carrera, el jueves fui a la panadería, de regreso me vi entre un remolino de gente, quedé frente a frente con una señora parecida a una que conozco, pero como mis ojos son como los de una serpiente vi solo a una señora y una niña, pensé y las demás, la señora me dice, estoy muy triste, vi a la señora como bajo el efecto de un remedio, yo le pregunté por qué, ella me respondió, porque la dictadura de Perez me mató a un hijo y la dictadura me acaba de matar a otro hijo acabado de graduarse de médico, pero no me mató porque uno no sabe que misión viene uno a cumplir, la señora estaba muerta, debió tomar pastillas por su sembalnte y ella me habló de dos hijos y era el mismo en este momento no había dictadura, el parecido con la señora con la que me ayudó de terminar con mi venganza que me regaló la casa, que estoy segura me encerran donde descanso mi juez, el remolino de gente.

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