Aquella noche que viniste a despedirte vi el brillo de tu alma, mis oídos oían el sonido de tu corazón, tu voz al decirme muñeca. ¡Oh! Estaba como lo conocí, estabas aquí como que el tiempo no hubiera existido, mi corazón resonó con tu voz, vuelves después de tantas promesas rotas, cada lágrima que negué en tu nombre, sentí crujir el corazón, ¿por qué me condenaste a no verte, a no besarte? Cuántas noches sola esperándote acompañada por el frío de la soledad y tú me olvidaste en otros brazos, no quiero despertarme, quiero seguir aquí contigo donde me amas en mis sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario