Perdona lo injusta que fui sin querer, surgen de la chimenea rojos destellos,
escarcha que brilla en mis pesares, el farol se apagó, silenciosa me alejé perdida, dos mundos lejanos, el tuyo y el mío que jamás se juntarán, quise defender tu amor como loba herida, pero ¡Carajo, me rendi! La vida me encontró aquí sentada con las manos cruzadas esperando el amanecer, algún día nos encontraremos con el cielo al revés.
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