Nada tengo que decir, abrí las rejas de mi corazón para que vuelen las aves que tenían nidos en él,
la callada brisa pasa entre los pinos, el alma y el corazón no necesitan ojos,
si pudiera volar como mi imaginación al viento
y que se oiga el eco de mi locura, sentada mirando el horizonte pienso que estúpida es una espera incierta y eterna esperanza por qué no te mueres en mi corazón.

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