Las gotas se deslizan por el cristal de la ventana, mis lágrimas juegan con las persianas de mis ojos, la nostalgia se empieza a trepar a mi alma, la tristeza se sentó en el sofá a ver la lluvia, a mi lado en la mesa tengo unas copas y una botella de champagne, llené las copas de champagne brindé por tu desdén, llegó la nostalgia, le dije, no estás invitada, sigue lloviendo, la tristeza se embriagó y el frío llegó implacable.

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