Se vuelcan los recuerdos cómo las olas en el mar agitado y las olas mecen los años y una foto que miro es de un hombre me la regaló, con lo poco que tenía se la llevé a un pintor, la pintó, quedó mejor que el original, quedó bella, iba camino a mi casa, me enteré que todas las mujeres del pueblo tenían la foto, llegué a la casa, la tiré al suelo, la destrocé, en ese momento llegó, vio los destrozos, me vio y se fue, desde ese momento se empezó a moverse su pedestal hasta que cayó, pero hay veces que hay perras hambrientas que se quedan hasta que recogen las pocas migajas, cerré los ojos y con los ojos del alma lo vi frente a mí, le dije buen viaje, un canario me preguntó, ¿Morella, con quién hablas? Le respondí, con un amigo que se va de viaje.

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