Mi país se ha convertido en un serpentario, me duelen los ojos, tengo
flema por lo todo que me tragué, las olas carraspean en la orilla, el
viento mece las palmeras, la crueldad se pasea altanera por las ruinas
de la ciudad, el cinismo me miró, levantó su trago y me dijo ¡salud!
Entre dientes le respondí ¡maldito!

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