¡Oh, soledad! Hoy voy a confesarte que dije la ubicación de las piedras
con las que tropecé para que nadie tropiece con ellas. ¡Oh, soledad! Me
quedé muda, después que dije lo que no debía, recordé a las personas que
me dejaron desnuda con las alas quebradas, las manos atadas y sin saber
limpiarme los dientes.

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