Enorme es el mar de la distancia, presiento que he de morir en tu
olvido, la muerte es una rosa que muere, qué sabe la vida si el dolor de
la indiferencia anida en ella, las agujas del viejo reloj no se
detienen, marcan las horas de mi soledad, tus pasos son ecos vacíos de
un pasado que en este silencio latiendo se mueren, encuentro palabras
que golpean las puertas de mi existencia que hablan a través de las
flores, reloj marca la hora de partir.

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