Sufrí por quien me detuvo mi marcha, cuando se detuvo el tiempo soy ese
instante fugaz que nadie percibe, lo único que tengo es mi pluma y en mi
alma cascada de donde salen los poemas, mis ilusiones se esfumaron como
las partículas de polvo de los rayos del sol, el ruiseñor se posa en mi
ventana y me dice, qué frío hace en esta montaña, ¿a quién le escribes?
Le respondí, le escribo a quien nunca existió.

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