Pañuelo diminuto bordado con mis iniciales,
cuántas veces recogiste mis lagrimas en las negras noches de intenso
frio y soledad en aquella alcoba las sombras escondidas, el rio con sus
aguas abundantes me daba miedo, el ruido me aterraba, los leños
encendidos y yo como un zombi sin sentir nada, sin llorar, sembrada,
solo el reloj, el maldito reloj con su tic tac.

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