Aquí me alzo invencible, troncos de arboles destrozados, no hay silencio
más callado que tu voz en vientos de soledad, no te veo, pero te siento
en mi corazón, recibo las migajas de una flaca lloviznas, el barco allí
en el mar y mi corazón da vueltas, al soñar mis manos se estiran
tratando en vano de atrapar un sueño, una tregua en mi destino, mi alma
deambula descalza a la orilla del rio de la vida.

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