Bailo descalza bajo este cielo azul, no tengo
miedo de las despedidas, sé que después volveremos a encontrarnos con
otro disfraz, nada nos pertenece solo lo que llevamos en el corazón, la
bruma deshoja matutinos resplanderos, dándole paso a la limpidez del
horizonte, solo oigo el trino de un ave y un canto en el abismo.

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