Estoy como el viento sin rumbo y sin estación, como la mariposa que se
le rompió una ala, como el ruiseñor que ya no canta, como el ermitaño
anhelando un existir, en las noches de melancolía es lenta la agonía, se
me despierta la fantasía, dejo que lance un grito y junto a el dolor
que me corroe por dentro

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