Cuando mi nombre agonizó en tus labios, mis ojos vieron las injusticias
del destino, tantas injusticias repetidas, sobre las recias olas voy
bogando a solas con mi dolor, en la quietud de mi alcoba doy rienda
suelta al recuerdo que reposa en mi edredón, dueles más cuando el reloj
me pone el traje de hastío.

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