Cuando creí que era mío, llegó el ocaso, sucumben mis días carcomidos
por el hastío, te debo mi alma de poeta, de tanto soñar con tus besos,
tus caricias, te amé con la tormenta acechando, corríamos a escondernos
como los gatos, como dos locos enamorados.

No hay comentarios:
Publicar un comentario