sábado, 30 de abril de 2016

Nadie.

Por favor no me hables de él, un día lloré que el mar estuvo a punto de desaparecer, llovía en mi alma, las persianas de mis ojos mojadas, ¡basta! Dije un día, me arranqué el corazón y en su lugar me coloqué una roca y juré jamás voy a llorar ni sufrir por nadie.

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