No me despiertes sueño que soy feliz, que vuelvo hacer aquella niña que
nadie quería, que una tarde una ancianita me abrió los ojos y dijo; mi
hija, todas esas hienas que te rodean te envidian, me quedé asombrada,
le pregunté, por qué me envidian, no tengo nada, me respondió; juventud,
belleza, si tú quisieras tendrías el mundo a tus pies. Hoy recuerdo a
esa señora porque no le creí, si la vida me la puso para que viera la
realidad. Miro al cielo y digo; ¿dónde estés amiga, ¡Dios te bendiga!
No me despiertes.

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