Los vientos no cesan están celosos como yo al verte con otra, me dicen:
¡déjalo!. La lluvia está enojada me grita; ¡NO LO PERDONES! El frio cala
los huesos, me susurra: abrigate, no extrañes su calor. Las rosas me
murmuran sus secretos y me dicen: una rosa como tú no debe llorar. La
felicidad me dice: déjame curar tus heridas. Contó mis cicatrices y
contó cuántas veces la necesite. Se quedó viendo y me pregunto: ¿por qué
no me llamaste?

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